“Si puedes creer, al que cree todo es posible” (Marcos 9:23)
El creer tiene varias facetas. No sólo es importante creer en la divinidad, porque eso da un sentido trascendente para la vida, también es preciso creer en los demás, porque de otro modo nos quedamos aislados, pero también es sumamente necesario creer en sí mismo, o de otro modo, no se alcanza nada.
Lamentablemente, por el influjo de falsos conceptos religiosos, algunos asumen que creer en sí mismo es un signo de orgullo o vanidad, cuando en realidad es todo lo contrario. Una persona que no cree en si mismo muestra una de las mayores debilidades humanas, no ser capaz de entender el valor que tiene como persona, y en ese caso, es dificil que incluso Dios pueda hacer algo, porque finalmente los conceptos más relevantes de la existencia parten en nuestra propia mente.
Creer en sí mismo no tiene nada que ver con megalomanía, egoísmo, autoexaltación o narcisismo, todas patologías de la personalidad. La persona que cree en sí mismo, sabe de qué es capaz y cuáles son sus debilidades. No hace ostentación de quién es, pero tampoco se menosprecia a sí mismo.
Las personas que no creen en sí mismas no avanzan. Se encuentran con miles de obstáculos insalvables, que su mente ve como barreras que no puede superar. Para avanzar es preciso creer que se es capaz, de otro modo, el pensamiento de inutilidad limita y frena las posibilidades reales de crecer.
El movimiento internacional para mejorar la autoestima de la población ha sido confundido por muchos religiosos como una muestra de autoadoración. Es absurdo, nadie puede crecer ni avanzar a menos que entienda su propio valor como individuo.
La familia y los primeros años de vida, son fundamentales para que los individuos desarrollen un concepto saludable de sí mismos. Cuando eso no ocurre, es dificil progresar. Las personas que se desvalorizan a sí mismas ven obstáculos donde no hay y sienten miedos de barreras que no existen. La actitud negativa que tienen hacia sí mismos condiciona su manera de enfrentar la realidad. Por eso, los cambios nacen en la mente.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: Superando obstáculos
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