“Hemos recibido la liberación” (Colosenses 1:14)
La vida no nos deja la alternativa de las salidas fáciles. Por mucho que nos moleste, tenemos que hacernos cargo de nuestra vida, la existencia humana es un constante elegir, y eso implica un permanente riesgo. Podemos equivocarnos e irnos por el camino incorrecto. Es posible que decidamos por amigos y relaciones amorosas equivocadas. La vida es estar siempre en una encrucijada y no hay más opción que aceptarlo. Como diría el viejo filósofo francés Jean-Paul Sartre “no tenemos otra opción que elegir”.
En este superar obstáculos para avanzar, uno de los primeros y más trascendentes obstáculos que debemos superar es nuestra propia reticencia a elegir y hacernos cargo de nuestras elecciones. Siempre es más fácil que otro elija por nosotros, pero a la larga, nos convierte en esclavos de las decisiones de otros.
Para avanzar es preciso arriesgarse a elegir. Lo más probable es que en muchas ocasiones nos equivocaremos, pero si mantenemos fija la atención en no dejar que otros nos controlen y dominen, y nos hacemos cargo de nuestra propia elección, entonces, es posible que logremos superar los escollos del camino y apropiarnos de nuestra propia existencia.
Hacerse cargo de la propia vida es una de las primeras señales de madurez. Dios no espera que nosotros no tomemos decisiones, al final, la divinidad no toma ninguna decisión por nosotros. Nos ilumina, nos da fortaleza, nos guía, nos orienta, nos da voluntad, pero en última instancia siempre la decisión es nuestra. Sin esa comprensión básica, terminamos convertidos en esclavos y no en seres libres por los cuales Cristo dio su vida.
Es interesante que la única renuncia que Dios nos pide es el reconocimiento de su soberanía, pero somos nosotros los que autorizamos a Dios a ser soberano en nuestra vida. No es a la fuerza, porque si así fuera, dejaría de ser justicia y se convertiría en una situación insostenible desde el punto de vista ético.
El que avanza lo hace a fuerza de elecciones. En este ensayo y error, aprende, para que la siguiente decisión sea más sabia y así sucesivamente. Dios nos ilumina, la decisión de qué hacer es nuestra.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: Superando obstáculos
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