“Portaos como personas libres” (1 Pedro 2:16)
Alguna vez el filósofo, psicoanalista y escritor mexicano-alemán, Erich Fromm escribió que la mayoría de los seres humanos tiene “miedo a la libertad”, y por lo tanto, prefiere que otras personas o entidades abstractas, tomen decisiones por ellos. ¿Por qué? Simplemente, porque elegir siempre es un riesgo.
Cuando elegimos tenemos que hacernos responsables de una decisión, pero cuando es otro el que elige, entonces, puedo ampararme en lo que otro ha decidido por mi y me siento libre del peso que significa hacerme cargo de mi propia libertad. Sin embargo, ese camino es un callejón sin salida que nos obliga constantemente a replantearnos la realidad y decidir si es eso lo que realmente deseamos vivir. Un esclavo feliz, es de todos modos, esclavo, por mucho que se autoengañe creyendo que tiene todo y está contento, especialmente, porque no tiene que decidir sobre los miles de detalles del día a día.
Muchos religiosos actúan como esclavos, aún cuando se consideran libres. Creen que la religión les debe privar de pensar, reflexionar y tomar decisiones en conciencia. De hecho, muchos grupos religiosos han secuestrado la capacidad humana de elegir por sí mismo y construir su propio futuro como individuos. Las religiones tóxicas enseñan que debemos doblegar nuestra decisión ante otra persona que nos representa, sea sacerdote o lo que sea.
Jesús murió para que seamos libres, pero ¿libres para qué? Por simple que parezca, nos dejó en libertad para que fuéramos capaces de elegir, sin ningún poder que nos limite. A algunos eso le parece hereje, pero no es así, ni Dios controla nuestra vida en contra de nuestra voluntad, menos debemos pedirle a alguien que renuncie a su voluntad, simplemente, porque se convierte en creyente.
Cuando oramos pidiendo que Dios haga su voluntad, lo único que hacemos es reconocer la soberanía de Dios y libremente elegimos que él sea soberano en nuestras vidas. Eso no significa esclavitud, sino ejercer nuestra capacidad de raciocinio y reflexión, para poner nuestra confianza en Dios. La divinidad no busca marionetas, sino seres libres que le elijan.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: Superando obstáculos
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