Responsabilidad personal


“Que cada uno cargue con su propia responsabilidad” (Gálatas 6:5)

El quinto paso que el apóstol sugiere en el camino de la restauración del pecador que ha caído entrampado en el pecado es, probablemente, el más difícil de seguir, un poco porque va en contra de la psicología del juez y no permite convertirse en acusador, pero porque obliga a cada uno a asumir sus propias responsabilidades, en vez de estar concentrado en lo que otro ha hecho.

El juez no se concentra en sí mismo sino en las responsabilidades de quien está siendo juzgado. Sin embargo, el apóstol nos dice que ese no es el camino de la restauración. Concentrarse en la responsabilidad ajena nos convierte en acusadores y, lo más dramático, es que nos olvidamos de nuestras propias responsabilidades.

El cantante cristiano Jesús Adrían Romero en su canción “Si me vieran tal cual soy”, afirma: “Cuando nadie me ve en la intimidad / donde no puedo hablar mas que la verdad / donde no hay apariencias / donde al descubierto queda mi corazon / alli soy sincero / alli mi apariencia de piedad se va... / alli es tu gracia lo que cuenta / tu perdon lo que sustenta /para estar de pie”.

En la realidad, cuando estamos solos se caen todas las máscaras. Fingir no tiene sentido. Es el momento de la responsabilidad. El instante en cuando no podemos mentirle a Dios porque él sabe exactamente quienes somos.

Los que condenan creen que no se condenan, por eso no tienen empacho en golpear, maltratar y apedrear. Pero cuando eres obligado a asumir tu propia responsabilidad, tal como en la historia de Juan 8, no te queda más remedio que soltar las piedras.

“Uno debería examinarse a si mismo un largo tiempo antes de pensar en condenar a otros” (Moliére)

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: Reflexiones al amanecer

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