“Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre” (Génesis 2:22)
Varón y mujer son de la misma esencia, pero a la vez, son diferentes. Poseen una naturaleza común, pero son distintos no sólo en la forma corporal, sino en la manera en que enfrentan el mundo. No obstante, a la hora de formar pareja, las semejanzas son más que las diferencias.
Una ley natural es que los opuestos se atraen y eso es verdad. Generalmente nos interesamos en alguien que tenga una personalidad diferente a la nuestra, no obstante, no es absoluto, la diversidad nos mejora y nos completa, pero se necesitan grandes similitudes para que una pareja funcione.
Deben ser diferentes en personalidades, pero, no tanto como para que no se repelan. Una persona extrovertida se unirá bien a una introvertida, siempre y cuando compartan algunos elementos en común, porque de otro modo, la parte más extrovertida se sentirá sin eco o la parte introvertida avasallada. Debe haber un equilibrio necesario.
Las diferencias deben ayudar a balancear la vida no a despeñarla. Eso implica que una pareja sana se equilibrará en base a diferencias que sean complementarias.
Por otro lado, una pareja sana no buscará cambiar al cónyuge pidiéndole que transforme sus formas de ser, porque de esa forma, anulará precisamente aquello de lo que se enamoró y probablemente permite el equilibrio.
En la pareja no se trata de superar las diferencias sino en aprender a vivir con ellas entendiendo lo positivo que es contar como compañero o compañera a una persona con características distintas que enriquecen la vida persona. La relación de pareja tiende a complejizarse con el paso del tiempo, y son en general, las diferencias las que ayudan al equilibrio y al mejor manejo de situaciones propias de la edad.
Una persona que es más animosa será una gran ayuda para quien es más bien retraido. Una persona retraida será un puntal para quien tiende a ser más apasionado. Complemento y equilibrio es la clave.
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR
MOTIVO DE GRATITUD 100: El amor es diseño divino. Dios nos creó para que fuéramos compañeros y para que aprendiéramos a complementar nuestra vida con otra persona, es un diseño maravilloso, y no se puede menos que dar gracias a la mente maestra que lo pensó: Dios.
#MiguelÁngelNúñez #meditaciónmatinal #devocióndiaria
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