“Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento” (Mateo 25:35)
Moira Kelly (1964)
Se llama Moira Kelly, igual que una famosa actriz de cine, pero nunca ha protagonizado ninguna película, sin embargo, es una de las mujeres más conocidas de Australia, no por su belleza ni actuación, sino por su altruismo. El año 2001 el gobierno australiano la reconoció por sus aportes humanitarios.
Durante años hizo su tarea de manera silenciosa y sin mayores aspavientos, hasta que uno de sus hijos adoptivos, Emanuel saltó a la fama internacional como cantante en un programa de talentos. Ella adoptó a Emanuel y a su hermano Ahmed, dos niños iraquíes que nacieron con problemas motores y con graves discapacidades producto de la guerra química que se produjo en su país, y fueron abandonados por sus padres. Con su amor, ánimo y tesón logró que Emanuel se convirtiera en cantante de fama mundial y Ahmed en atleta, de hecho participó representando a Australia en los juego paralímpicos del año 2012. Además adoptó a unas gemelas de Bangladesh, Trishna y Krishna, que nacieron unidas por la cabeza, que luego de una costosa y arriesgada operación fueron separadas.
Desde niña se interesó en ayudar a los demás. Durante un tiempo ayudó a la Madre Teresa de Calcuta en la India. En 1994 comenzó un programa de ayuda en Bosnia y Herzegovina que llamó “Nobody’s Children” (Los niños de nadie), para ayudar a los niños producto de la guerra. En 1999 creó en Australia la ONG “Children First Foundation”, con el fin de ayudar a niños de países pobres que padecen problemas graves de salud y que en sus lugares de origen no pueden ser atendidos, ni atendidos. Gracias a donaciones los niños son traídos a Australia donde grupos de médicos, enfermeros y especialistas donan sus servicios para atenderlos.
Mientras la mayoría pasa de largo, hay personas que se detienen a ayudar a quienes lo necesitan y no tienen a nadie que pueda colaborar con sus vida. Cuando un periodista le preguntó por lo que hacía ella dijo: “No hago nada fuera de lo normal, hago lo que todo cristiano debería hacer, ayudar a los demás”. No pude menos que sonreír al pensar en algunos cuya única preocupación es ir a la iglesia... pero, sólo a escuchar, nada más.
Del libro inédito Héroes y heroínas de verdad
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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