La escritora Maite Vallet se refiere a lo que ella llama “amor maduro” y “amor inmaduro” (Vallet, 2006: 173). En una sociedad ocupada por cuestiones superficiales, es común encontrar un amor inmaduro compuesto por canciones que hablan de el amor en términos de encuentros furtivos, miradas, coqueteos, y cuestiones secundarias. La sociedad comunica ideas erráticas acerca del amor a través de películas, publicidad, series de televisión, tarjetas para el día de los enamorados, canciones populares, donde se enseña “que amar es dejar de ser uno mismo y someterse al otro por ‘amor’” (Ibíd.)
Muchos no se dan cuenta que esta concepción “inmadura” como dice Vallet, fomenta el abuso, la sumisión, la falta de compromiso consigo mismo y la infantilización de cualquier relación. Es, como dice la autora, “un amor egoísta, disfrazado de generosidad” (Ibíd.)
Un amor maduro “apoya el proyecto personal de la persona amada y comparte el proyecto común que satisface a ambos” (Ibíd.) No se trata de renunciar a sí mismo para someterse a otro, sino de compartir la vida, con un proyecto que a ambos llene de ilusión y de alegría.
Un proyecto de vida propio ayuda a que las personas sean capaces de entender qué quieren para sus vidas y qué desean lograr. “Si no tengo un proyecto de vida propio, no lo puedo hacer respetar, ni seré capaz de respetar los proyectos de otros” (Ibíd.) Sin esa claridad la relación de pareja será de dependencia. Bajo ese parámetro inmaduro nunca se elegirá a la persona que nos ayude a ser libres, simplemente, se eligió a alguien “de quien depender o que dependa de mí” (Ibíd.) Lo que en sí mismo constituye un camino hacia la frustración y la amargura.
Muchas parejas se ven confrontadas en algún momento a la realidad de que están viviendo proyectos de vida ajenos a sus intereses particulares. Se han dejado llevar por lo que su pareja les ha pedido, exigido o impuesto, y han terminado viviendo una vida que no les es agradable. No es extraño que en este contexto se susciten discusiones, peleas, depresiones, amarguras y desilusión. El proyecto de vida no es un agregado a la vida, es la vida misma. No se pueden vivir sueños ajenos, ni vivir lo que otro planea para su vida. La pareja es un proyecto compartido o de otro modo no sirve.
Del libro inédito Lazos de amor
Copyright: Miguel Ángel Núñez
0 comentarios:
Publicar un comentario
Tus comentarios enriquecen este blog, y a las personas que lo leen. Te agradezco por tus aportes. Sin embargo, ten en cuenta que para que se publique lo que comentas debes indicar tu nombre (no se publicará ningún mensaje anónimo), y no debe aparecer ningún enlace a alguna página, número de teléfono, o dirección. Además, no se publicará ningún comentario con tinte ofensivo, homofóbico, discriminatorio, insultante o irrespetuoso. Todo lo demás, es bienvenido.