“Dentro de tu templo, oh Dios, meditamos en tu gran amor” (Salmo 48:9)
Para entender las Escrituras con claridad es preciso hacer un ejercicio intelectual que la mayoría de las personas no hace, y por esa razón se producen tantas distorsiones de comprensión. La pregúnta básica no es preguntar qué entiendo por tal o cual concepto, sino qué entendieron los destinatarios y escritores originales de un término y luego verificar si lo que pensamos ahora es igual o tiene diferencias.
¿Qué entendía un hebreo por Templo? Pues algo, sorprendentemente, muy diferente a lo que en el mundo contemporáneo entendemos. Para empezar, para los israelitas existía un sólo templo, aquel que construyó Salomón por orden de Dios y que era una réplica a escala del santuario del desierto. A ninguno se le ocurriría la idea de “templos”, eso le habría parecido hereje. Por esa razón, los judíos nunca han vuelto a levantar un templo para Dios desde la destrucción del templo por las tropas del general Tito que invadió Israel.
Las sinagogas nunca fueron templos ni lugares exclusivos para adoración, ese es otro de los conceptos erróneos que se transmiten y que algunos pretenden homologárlos a los “templos” cristianos.
Ahora, ¿qué era estar “dentro del templo”? Pues algo muy distinto a lo que nos imaginamos. De hecho, sólo los sacerdotes podían entrar al templo y a un área restringida que era el lugar santo. Al lugar santísimo sólo podía entrar el sumo sacerdote y exclusivamente una vez al año. Así que estar “dentro” puede tomarse de dos formas. De manera simbólica entendiendo que en la presencia física del sacerdote estábamos representandos, o que al estar en uno de los patios del templo, ya estábamos adentro.
La idea de templos, tal como los conocemos en la actualidad, es un resabio de origen pagano introducido en el cristianismo por Constantino y su madre y que nada tiene que ver con la Biblia.
El salmista entiende que cuando el sacerdote entra al templo con el sacrificio, lo está haciendo no por él, como individuo, sino por todos aquellos que han depositado su fe en el cordero y su significado. Lo mismo que hoy, que Jesús nos representa frente al Padre.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito:
SALMOS DE VIDA
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