Un Dios bueno



“Dios mío, tú eres bueno y sabes perdonar; ¡qué grande es tu amor por los que te buscan!” (Salmo 86:5 BLS)

En inglés suele repetirse constantemente: “God is good, good is God”. Dios es bueno, bueno es Dios. Un juego de palabras que no suena igual en castellano, aunque su sentido se puede captar. La esencia de Dios es la bondad, pero eso cuesta entenderse en un contexto de una religiosidad que castiga al que se equivoca y discrimina y excluye a quienes cometen errores.

Han construido un Dios moral, que sólo busca adoradores que vivan una moralidad perfecta, como si eso fuera posible, y presentan a un Dios que se goza en condenar y castigar a quienes osan vivir de un modo distinto a su propuesta. El problema de esta visión es que no es lo que presenta la Biblia.

Estamos ciegos a la actitud de condena y acusación que existe. Hace poco lo mencioné en un grupo de estudio bíblico y una dama, que se caracteriza por creer que siempre tiene la razón dijo con molestia:

—Yo nunca he visto eso.

Como diciendo si no soy conciente yo, eso no existe.

Por muy engañados que estemos en nuestra burbuja de aislamiento religioso, no significa que la religión no sea usada como medio de acusación y condena.

Ya el hecho de referirnos a quienes no son creyentes como gente del “mundo” y hablar de ellos con cierto desdén es no entender nada y no comprender que Jesús murió por todos, incluyendo a quienes no van a nuestra congregación. Aún más, en esta mentalidad sectaria, es imposible creer que muchos de los que llamamos “mundanos” están más cerca de Dios que muchos que asisten a las iglesias, y que muchos de ellos estarán entre los redimidos.

La discriminación y la exclusión no tienen nada que ver con un Dios bueno. Dios, que se caracteriza por su bondad, lo único que desea es que la gente sea movida por su amor inconmensurable. En su majestad y amor, espera que cada ser humano sea capaz de acercarse a su redil simplemente porque fue motivada por su infinita bondad. El temor y la condena no atraen a nadie, al contrario, alejan a quienes podrían escuchar si se les hablara de otro modo.


 Partidos por la mitad

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. 
Del libro inédito: SALMOS DE VIDA 

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