“Hagan todo lo posible por vivir en paz con todo el mundo” (Romanos 12:18)
Nada hay más complejo que aprender a vivir con otros en paz. Es difícil y lleva prácticamente toda la vida aprender que los seres humanos, para vivir felices, debemos vivir con otros. Es inevitable. Nos necesitamos unos a otros, y mientras antes lo entendamos, mejor para todos.
Hay personas que tienen la habilidad para llevarse bien con los demás, y otros, que les resulta sumamente difícil hacerlo. Pareciera que mientras más crecen menos entienden. Es un ámbito de la inteligencia social, que por variadas razones a algunas personas les cuesta desarrollar.
¿Qué se necesita para llevarse bien con otros?
Empatía. Una actitud que suele confundírsela con la simpatía. Muchos simpáticos no son empáticos, pero, la mayoría de los empáticos suelen caer simpáticos. No es un trabalenguas. Expresa una realidad. La empatía consiste en la capacidad de ponerse en el lugar de otra persona y tratar de entender su punto de vista. Cuando eso se logra, entonces, caeremos simpáticos y las demás personas tenderán a confiar en nosotros. Es una regla básica de la psicología social que si quieres impactar, primero tienes que entender.
Saber escuchar. Directamente ligado con lo anterior está la capacidad de escuchar con atención e inteligencia al otro. Muchos de los conflictos interpersonales se arreglarían sólo con el simple ejercicio de escuchar. Muchas personas oyen, pero eso no es suficiente. Es preciso dar un paso más e intentar entender lo que la otra persona nos está diciendo, eso implica escuchar. Cuando escuchamos somos capaces de captar matices, entender formas de ser o empatizar con la situación de una persona, simplemente, porque logramos comprender su perspectiva, que se logra, sólo escuchando.
Claridad. Cuando enseñaba en una Universidad donde se dictaba la carrera de traductorado un joven me contaba la importancia de hacer bien el trabajo de traducir, porque podría provocarse un conflicto de proporciones, por ejemplo, si un traductor de la ONU hiciera mal su trabajo. En proporciones distintas, muchos conflictos se suscitan porque no somos claros en lo que queremos, lo que sentimos o lo que pedimos. Los demás nos mal interpretan porque no usamos el lenguaje adecuado, o las palabras que corresponden, simplemente, para ser claros.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez.
Del libro inédito: SUPERANDO OBSTÁCULOS
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