“Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón” (Lucas 4:18)
Steven Weinberg, físico norteamericano, ganador del Premio Nobel de Física en 1979, en un discurso pronunciado en Washington en 1999 dijo: “La religión es un insulto a la dignidad humana. Con o sin religión siempre habrá buena gente haciendo cosas buenas y mala gente haciendo cosas malas. Pero para que la buena gente haga cosas malas hace falta la religión”.
Probablemente algunos religiosos se quedarán indignados con la frase, sin embargo, basta un poco de historia para entender que lo que dice Weinberg es perfectamente razonable y lógico. Las grandes religiones mundiales, Judaísmo, Cristianismo, Islamismo e Hinduismo, son las causantes de millones de muertes a nombre de la religión.
Miles de personas son humilladas, insultadas, golpeadas y maltratadas de mil formas, simplemente, por conceptos religiosos. Gente que suele ir a sinagogas, templos, mezquitas y santuarios hinduístas, se convierten en personas violentas cuando se confrontan con gente que no comparte su fe o sus convicciones, dejando estupefactos a individuos inteligentes que observan consternados la contradicción entre los ideales de sus fundadores y lo que hacen sus seguidores.
Hace tiempo una joven lesbiana me contó el impacto que sintió la única vez que asistió a una congregación cristiana. Se sintió impactada por el mensaje del predicador, así que al finalizar lo esperó para hablarle. Estaba pasando un mal momento y tenía muchos deseos de conocer más de Dios. Le contó sus intenciones al hombre, y al pasar le dijo que era lesbiana. El rostro de aquel individuo se demudó. Se puso en pie y con un gesto de desagrado le pidió que se marchase, cosa que hizo, y evidentemente, nunca más ha puesto un pie en una congregación religiosa. ¿Quien si?
“Si los hombres son tan perversos teniendo religión, ¿cómo serían sin ella?” (Benjamín Franklin)
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez.
Del libro inédito: REFLEXIONES AL AMANECER
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