En nombre del amor



Hay quienes creen que el amor lo justifica todo. En nombre del amor son capaces de realizar acciones horrorosas. A través de todas las edades han existido personas que han justificado hechos reprobables, sólo porque se hacía en nombre del amor. Sin embargo, por mucho que una idea sea popular, o se haya mantenido por siglos, eso no la hace cierta. Amor sin límites, termina siendo destrucción segura. Los límites protegen, no están para dañar.

La Biblia dice que el amor “no hace nada indebido” (1 Corintios 13:5), y eso significa que amar no es derecho libre para hacer lo que nos venga en gana. El amor no justifica el error y la maldad, cuando eso no se entiende, entonces, el amor se convierte en la excusa perfecta para realizar todo tipo de acciones desconectadas del sentido común y de la esencia del amor.

Algunos, por ejemplo, se atreven a realizar acciones incluso reñidas con la legalidad, simplemente, porque dicen amar. Una de esos actos extrañisimos es ver a personas inteligentes maltratar a sus esposas y parejas de una manera obscena y “en nombre del amor”, porque supuestamente hacen eso porque aman, lo que resulta ser lo más contradictorio y nocivo que existe, especialmente para las víctimas de este tipo de personas que termina aceptando dicha conducta como si fuera parte del trato de ser pareja.

El amor exige límites. Uno de los primeros es la bondad. Una persona que ama es bondadosa. Si no lo es, entonces, tolerar esa actitud en nombre del amor es absurdo. El amor no puede vivir bajo el dominio de la tiranía, de la desconsideración o de la imposición. El amor se manifiesta en la bondad. Cuando no está presente, y no hay actos bondadosos en la relación, entonces, es evidencia suficiente para saber que allí existe cualquier cosa menos amor.

La bondad no tiene que ver con superficialidades dignas de novelas de Corín Tellado, sino con la preocupación honesta en el bienestar de la persona que amamos. Bondad que implica abnegación para dejar a un lado necesidades personales con tal de que la persona amada se sienta cómoda y amada. Bondad que lleva a renunciar a pequeños placeres momentáneos por la plenitud de quienes hemos decidido amar.

Del libro inédito Lazos de amor
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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