Una suegra ejemplar



Regresó Noemí, y con ella su nuera, Rut, la moabita” Rut 1:22

Dicen que el varón más feliz de la tierra fue Adán, la razón es simple, no tuvo suegra. Aunque el chiste es repetido, nunca fue fácil ser suegra. Aunque hay que admitir que algunas suegras no han hecho mucho para aliviar el prejuicio que se cierne sobre ellas hay otras, como el caso de Noemí, que se han convertido en proverbiales.

¿Qué hizo que Rut se enamorase tanto de su suegra al grado de decidir abandonar todo: pueblo, prosperidad, familia, prestigio? Noemí no era rica. No tenía posesiones terrenales que le permitieran un buen pasar. Sin embargo, había algo que la hacía atractiva, su vida llena de integridad.

Fue una mujer abnegada. Siguió a su esposo e hijos a una tierra extraña, aunque sabía que era una aventura sin rumbo. No le temía al trabajo duro, sus manos encallecidas así lo demostraban. Demostró ser valiente cuando decidió volver a su tierra aún cuando su regreso parecía una derrota.

Cuando se enamoró de Elimelec nunca sospechó el giro dramático que tomaría su vida. Ser extranjera, viuda y pobre no era el plan que tenía para su vida. En realidad nadie en su sano juicio proyecta ese tipo de futuro.

Cuando sus hijos se enamoraron de mujeres paganas no estuvo feliz, pero, decidió apoyarlos y convertirse en la mejor suegra.

Trasmitió en sus acciones la convicción profunda de que era Hija de Dios y no importa cuan difícil fuese vivir nada cambiaría ese hecho. A menudo repetía con una sonrisa: Dios me ama. Dios nos ama a todos.

Sus nueras, inexpertas e inmaduras, fueron poco a poco prendándose de esa confianza en un Dios invisible sin ninguna imagen visible que le recordase ni ninguna fiesta orgiástica que atrajera multitudes. Rut y Orfa admiraban la entereza de aquella mujer que las trataba con cariño, rectitud y dignidad. Cuando llegó la hora de optar no dudaron en seguirla a un país lejano.

Ser suegra es difícil, pero Noemí demostró que es posible serlo sin causar rechazo, al contrario, provocando a cambio una lealtad a toda prueba.


Del libro inédito Cada vida un universo
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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