Hemos hablado de la necesidad de examinar los conceptos bíblicos no sólo en su contexto literario exacto, sino también teniendo en cuenta principios bíblicos generales, que no deben ser olvidados. La expresión “creerlo todo”, ha servido, en muchos casos, para abuso.
*Andrea se casó enamorada. Cometió el error de creer que el amor bastaría para cambiar a su esposo, un hombre jovial cuando no se enojaba, y tranquilo cuando no estaba embriagado. Ella se dio cuenta que le mentía sobre los lugares que visitaba. Él le reprochaba, “si eres cristiana, debes creerme, porque si me amas, debes creerme todo”.
*Roberto, un médico reconocido, un día llegó a casa y se encontró a su esposa llorosa y a la policía recorriendo las habitaciones. Se asustó, pero ella le informó que estaba todo controlado, que alguien había entrado a robar y se habían llevado sus joyas, varias de las cuales él le había regalado. El asunto no paró allí, a los dos meses, nuevamente entraron a robar. Allí le pareció sospechoso y comenzó a investigar más a fondo, hasta que llegó a comprender que su esposa probablemente estaba detrás de esos robos extraños, sin pruebas concretas las confrontó. Ella le reprochó que si la amaba debía creerle. Él no insistió más, hasta que un año después descubrió por casualidad, que su esposa era adicta al juego, una ludópata.
¿Amar significa creer absolutamente todo? ¿Creer implica dejar a un lado las evidencias y no pensar con claridad? ¿Dónde queda el principio bíblico de que “El imprudente cree todo lo que le dicen; el prudente se fija por dónde anda” (Proverbios 14:15)?
Creer tiene límites, y aún en el amor es necesario actuar con prudencia cuando las circunstancias evidencian de que alguien no está actuando de buena fe. Es necesario creer, porque el amor se basa en la confianza, pero cuando ésta es violada o transgredida, la otra persona tiene todo el derecho del mundo a ser cautelosa y a desconfiar. El amor no es un cheque en blanco para ser engañado, ni para ser ingenuo, de otro modo. El contexto dice que el amor no hace nada indebido, y evidentemente, cuando hay amor no hay engaño.
Del libro inédito Lazos de amor
Copyright: Miguel Ángel Núñez
0 comentarios:
Publicar un comentario
Tus comentarios enriquecen este blog, y a las personas que lo leen. Te agradezco por tus aportes. Sin embargo, ten en cuenta que para que se publique lo que comentas debes indicar tu nombre (no se publicará ningún mensaje anónimo), y no debe aparecer ningún enlace a alguna página, número de teléfono, o dirección. Además, no se publicará ningún comentario con tinte ofensivo, homofóbico, discriminatorio, insultante o irrespetuoso. Todo lo demás, es bienvenido.