Unidad versus estar unidos



La realidad es que dos personas pueden “estar unidos” pero puede que entre ellos no exista “unidad”. ¿Cómo es eso? Muy simple, un matrimonio legal o un compromiso social los puede “unir” formalmente, pero eso no significa necesariamente que exista entre ellos unidad.

Es interesante que la expresión que aparece en Génesis 2:24 para “unir” es la misma palabra que se expresa para Dios mismo en Deuteronomio 6:4 cuando Moisés escribe: “Oye Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es”. Siendo el mismo autor de ambos libros y al elegir esa expresión idéntica, está entendiendo un concepto que en las traducciones no se logra captar plenamente.

“La palabra ‘uno’ se refiere a unidad compuesta, que es contraria a la unidad absoluta” (Chapman, 2006:15). En ese sentido, representa a la divinidad que es una unidad compuesta por tres personas. Lo que implica es que Dios es una unidad, pero también es diversidad.

La unidad matrimonial sigue la misma lógica, sólo que en el contexto de la cosmovisión bíblica, la relación de un varón y una mujer creyentes, está compuesta por tres personas: Dios, el esposo y la esposa. Cada uno con características claramente diferenciadas.

En ese esquema cada parte de la unidad es respetada. No hay suplantación de la personalidad ni anulación de la misma. Una relación matrimonial no es fusión en la personalidad del cónyuge sino que es una unidad compuesta donde cada uno es identificado claramente por sus características individuales y su aporte a la unidad.

El matrimonio es “el tipo de unidad que te libera para expresar tu propia diversidad y a la vez experimentar una completa unidad con tu cónyuge” (Chapman, 2006:17). Eso implica que el matrimonio nunca, por ninguna razón, debe opacar, disminuir, anular, frenar, ocultar, reprimir o manipular la individualidad de otro, al contrario, debe contribuir para que se exprese de la mejor forma, porque el matrimonio se construye sobre el respeto a la individualidad, de otra forma, es cárcel y no liberación. Amar es lo más cercano a la plenitud que existe, precisamente por eso.

Del libro inédito Lazos de amor
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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