“Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados” (Salmo 1:1a)
Lo que dice el texto es lógico. La persona que no recibe consejos de los malvados tendrá un mejor pasar en todos los sentidos. El problema es otro, ¿cómo reconocemos si el consejo de alguien procede de la maldad? ¿Cómo sabemos si no estamos siendo engañados por alguien que lo único que quiere es causarnos algún mal?
El problema se agrava cuando entendemos que muchos malvados actúan bajo las sombras y de espaldas a la verdad. Algunos son expertos en ocultar sus verdaderas intenciones. A veces engañan aún a los más suspicaces. ¿Qué hacer? ¿Cómo actuar frente a esta situación?
Tal vez la salida más compleja es volver a los viejos caminos de la reflexión y el análisis. Muchos no entienden el sentido de pedir consejo. No se trata de que otra persona te diga lo que debes hacer, sino pedir perspectivas distintas a la tuya —varias si es posible— con el fin de reflexionar, pensar en los pro y los contra, y luego, tomar una decisión. Mientras más compleja sea la situación, más necesario es este proceso que debe ayudar para poder elegir el camino a seguir de la mejor forma.
El proceso debe ir acompañado de introspección y oración. Dios no nos dice qué hacer, pero nos da sabiduría, discernimiento y fortaleza para tomar las mejores decisiones, que al final de cuentas, siempre son nuestras elecciones.
El estudio de la Biblia es otro recurso válido para un cristiano y no hablo de lectura simple y llana sino de análisis, reflexión y búsqueda inteligente de caminos de sabiduría divina. La Escritura está llena de historias, algunas horribles, que nos muestran al ser humano en toda su grandeza y bajeza, en muchos casos, sin matices. Están allí para que aprendamos de la experiencia ajena.
Es importante señalar que no se trata de acumulación de textos bíblicos para fundamentar una idea previa, eso es lo más lejano a un estudio de la Biblia serio. Se trata de detenerse en principios, conceptos claves e historias similares a lo que tenemos entre manos, y luego de pensar profundamente, tomar la decisión.
El consejo del malvado surte efecto simplemente porque no pensamos, nos dejamos llevar por la irracionalidad y no reflexionamos. La maldad es sutil, y sin entenderlo, muchos se dejan entrampar.
Del libro inédito Salmos de vida - 1
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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