“El SEÑOR conoce el camino de los justos” (Salmo 1:6)
Cuando alguien ha sido traicionado, abandonado, injuriado, y tristemente dejado a un lado, especialmente por quienes han urdido planes para vengarse o simplemente, por maldad, maltratar a otra persona, la sensación de soledad es indescriptible. Se mira el horizonte y se percibe que no hay nada que pueda darnos paz. En dicho contexto, las palabras del salmista son un bálsamo esperanzador. No importa qué digan los demás, “Dios conoce”. Ese saber de Dios es más importante que cualquier daño que otro nos haya ocasionado.
Saber con certeza que Dios conoce lo que ocurre en tu vida, que ha visto tus caminos y es capaz de juzgar con justicia, y sabe exactamente lo que vives, da paz, porque sabes con seguridad que nada se le escapa y en el momento en que sea necesario, lo que eres saldrá a la luz, por mucho que tus enemigos hubiesen querido esconder la realidad de las cosas que han ocurrido.
A menudo, especialmente, cuando se es víctima de infamia y difamación, queda una sensación de impotencia, que es mayor cuando no es posible defenderse, o la defensa es considerada una forma de reconocimiento de culpa. Los difamadores tienen la habilidad de torcer de tal modo los acontecimientos que suelen poner los argumentos en contra de quienes se defienden. Siempre he admirado esa habilidad de quienes suelen torcer todo a su favor.
Reconforta saber que Dios conoce el camino de los justos. Que aún cuando las personas sean maltratadas o tratadas de manera injusta, Dios conoce, y en su momento, mostrará toda la verdad, sin ambigüedad, de quien ha obrado de una manera errada.
La maldad tiene muchas mañas y sabe manifestarse de las más extrañas formas. Sin embargo, el poder de Dios es superior y ese es el trasfondo de esta promesa que es a la vez una afirmación del poder de Dios que no se deja engatusar por las actitudes mañosas de quienes obran mal. Dios, que es justo por naturaleza, conoce lo que está bien, aún cuando esté oculto en una montaña de mentiras, medias verdades y acusaciones infundadas.
En algún momento la difamación sale a la luz. Las mentiras, por muy escondidas que estén, en algún momento surgen y muestran toda su verdad. Los días de los mentirosos son cortos, aunque en su vanidad de engaño no lo alcancen a percibir.
Del libro inédito Salmos de vida - 1
Copyright: Miguel Ángel Núñez
0 comentarios:
Publicar un comentario
Tus comentarios enriquecen este blog, y a las personas que lo leen. Te agradezco por tus aportes. Sin embargo, ten en cuenta que para que se publique lo que comentas debes indicar tu nombre (no se publicará ningún mensaje anónimo), y no debe aparecer ningún enlace a alguna página, número de teléfono, o dirección. Además, no se publicará ningún comentario con tinte ofensivo, homofóbico, discriminatorio, insultante o irrespetuoso. Todo lo demás, es bienvenido.