Sacrificio que no se explica



Hermanos, […] les ruego que cada uno de ustedes, […] ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios” (Romanos 12:1)

Daniel Alcides Carrión (1857-1885)

Resulta fácil ir a la farmacia y comprar un medicamento sin pensar en el costo que ha tenido el gozar de ese privilegio. Estamos acostumbrados a los beneficios de tener ayuda para nuestros problemas de salud, que en pocas ocasiones nos detenemos a pensar que en muchos casos tener un medicamento significó el sacrificio de una vida.

Cuando Daniel se graduó de médico se interesó en estudiar algunas enfermedades que causaban mucho dolor a la población, entre ellas la verruga peruana que se creía que era una dolencia endémica de Perú. La mayoría de las personas que eran infectados con dicha enfermedad morían. No había cura y no se sabía cómo actuaba su epidemiología.

En 1885, Daniel con la ayuda de un amigo, tomó una muestra de secreción de una verruga y se inoculó dicho contenido. En ese momento comenzó un calvario personal con la enfermedad. El médico llevó una anotación detallada de sus síntomas. Cada día él veía como se iba apagando su vida, sin embargo, sabía que no se podía hacer nada. Falleció el 5 de octubre de 1885. En su honor en ese día se celebra en Perú, el día de la medicina, para recordar a este joven médico que hizo un sacrificio superior para poder entender cómo obraba esta enfermedad.

Recién en 1905 el microbiólogo peruano Alberto Barton, descubrió el agente etiológico que producía la enfermedad. Tiempo después otro investigador confirmó sus hallazgos y se llamó en su honor a la bacteria como Bartonella bacilliformis. Se la conoce como Enfermedad de Carrión.

¿Qué lleva a una persona inteligente a realizar este sacrificio? Seguramente algunas personas no estarán de acuerdo con lo que hizo Daniel Carrión, pero es similar a lo que hizo Jesús por la raza humana, vino a vivir entre nosotros para entender nuestros dolores y luego murió para ayudarnos a salir de allí. Es fácil hablar, otra cosa es actuar. Daniel, tal como Cristo decidió actuar .

¿Qué camino has elegido, el de los que hablan y no hacen nada, o de aquellos que se comprometen sin detenerse en las consecuencias? Si Cristo hubiese medido su sacrificio tú y yo no estaríamos pensando ir al cielo, ¿no crees?

Del libro inédito Héroes y heroínas de verdad
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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