Una lámpara en la oscuridad



"Ustedes son la luz del mundo” (Mateo 5:14)

Florence Nightingale (1820-1910)

En tiempos de Florence se esperaba que las mujeres se mantuvieran en su hogar realizando tareas domésticas, no se les permitía estudiar en las universidades y menos trabajar en labores remuneradas. Florence, quien desde muy niña destacó en matemáticas y ciencias, que eran áreas reservadas sólo a los varones, se rebeló contra ese modelo y buscó por todos los medios hacer algo diferente a lo que se esperaba para una mujer de aquella época.

Cuando descubrió su vocación decidió ser enfermera, pero dicho trabajo no contaba con ningún prestigio, al contrario, se consideraba que era una labor que debían hacer gente pobre e ignorante. No se le concedía el valor que en la actualidad tiene la enfermería.

Cuando ocurrió la guerra de Crimea, que enfrentó al Imperio ruso contra una alianza formada por el Reino Unido, Francia, el Imperio Otomano y el Reino de Piamonte y Cerdeña, Florence fue enviada para ayudar. Ella llegó el 21 de octubre de 1854 acompañada por 38 voluntarias. Observó una alta tasa de mortandad entre los heridos, así que en contra de la opinión de médicos y oficiales, se dedicó a limpiar y reformar el hospital bajando la tasa de muertes de un 40% al 2%. Allí se entendió la importancia de la enfermería en los cuidados de un paciente. De esa época se la conoce como la mujer de la lámpara, porque en las noches se alumbraba así para atender a los enfermos.

Cuando regresó a Inglaterra dedicó el resto de su vida a promover la enfermería y fundó una escuela. Se convirtió en experta en estadística, aún se utilizan algunas de sus innovaciones en este campo en la medicina y otras áreas. También fue pionera en epidemiología, la rama de la medicina que estudia la manera como se transmiten virus y bacterias. En 1858 fue aceptada como la primera mujer miembro de la Statistical Society. En 1907, fue la primera mujer condecorada con la Orden del Mérito.

Ella pertenecía a la clase alta. Podría haberse quedado cómodamente en su hogar el resto de su vida, sin embargo, decidió sacrificarse al servicio de los demás. Sufrió el resto de su vida los efectos de la brucelosis, enfermedad que adquirió en Crimea. Hizo lo que hizo Jesús, no teorizó sobre el amor, vivió entre los pobres y sufrientes y se identificó con ellos.

Del libro inédito Héroes y heroínas de verdad
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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