“Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó” (Génesis 41:45)
No hay ningún argumento bíblico que justifique que la mujer sea tratada como un ser humano de segunda categoría. Al contrario, la Biblia es clara al señalar que el varón y la mujer, fueron creados a imagen y semejanza de Dios. Es decir, no existe una “imagen de Dios” superior y otra inferior. Ambos, varón y mujer, están en las mismas condiciones.
Sin embargo, las lecturas sexistas de la Biblia no lo aceptan. Se enseña, por ejemplo, que Dios “sopló aliento de vida” en el varón y no en la mujer, por lo tanto, ella es distinta.
Eso es un error. Nada en la Biblia señala dicha idea. Al contrario, cuando en Eclesiastés 12:7 se dice que “el espíritu” vuelve a Dios que lo dió”, en referencia a la vida, no habla de un “espíritu” diferente para el varón y otro para la mujer, simplemente, el texto plantea lo que es obvio. Varones y mujeres reciben la misma vida de Dios. Nada nos dice el texto de la manera en cómo formó a la mujer a partir del costado del primer varón, pero es de suponer que también le dio vida, por eso existen las mujeres. La aseveración del soplo de vida para el varón y no para la mujer, supone erróneamente, que la mujer recibe una “vida” de otra calidad, lo que no solo es absurdo, sino que introduce un concepto erróneo en la Biblia.
Si el varón y la mujer no se entienden plenamente como seres creados a imagen y semejanza de Dios, entonces, no es posible comprender a cabalidad el significado de la vida humana.
La antropología bíblica no introduce en ninguna parte la idea de un ser humano inferior y otro superior, ese es un invento macabro de quienes buscan por todos los medios posibles el mantener a la mujer en sujeción unilateral.
Quien obra de ese modo, no puede ser un digno representante de un Dios de justicia que no hace acepción de personas. En Cristo Jesús, todos somos integrados. No hay vidas de primera y segunda. No existe lugar en una religión que adora a Jehová y a Jesús para ideas que supongan menos dignidad para una persona, independiente de su aspecto exterior.
Del libro inédito Ser mujer no es pecado
Copyright: Miguel Ángel Núñez
Excelente y al punto. Me gustó,
ResponderEliminarBendito Dios que te da tanta luz para escribir tan sabiamente!
ResponderEliminarDios permita que tu palabra sea difundida y conocida, tu neutralidad es sorprendennte, tu escritura es ligera y profunda a la vez y agradezco la justicia de tus palabras que engrandecen a la mujer y al hombre por igual