Como niños

“Entonces dijo: —Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos” (Mateo 18:3)

A menudo los niños son asociados con inmadurez, berrinches y caprichos. Sin embargo, Jesús, con sus palabras les da un sentido totalmente diferente. Lo que dice tiene un dejo de absoluto, porque ese “a menos que”, tiene la carga de “no hay otra opción”. ¿Qué significa en realidad?

Es cierto, la infancia se caracteriza por un proceso de desarrollo donde muchos niños suelen llorar por frustración, romper objetos por no saber utilizar sus extremidades de manera adecuada, hacer berrinches frente a situaciones que no son capaces de resolver por la vía racional, y así sucesivamente, de hecho, para muchas personas la edad infantil es sinónimo de molestia.

No obstante Jesús rescata otro aspecto. El de la niñez confiada, de aquel que no hace demasiadas preguntas al padre y se deja llevar por la seguridad que le confiere el adulto que está a su lado. En muchos sentidos, sin esa actitud, es muy difícil entrar al “reino de los cielos” o lo que es mismo, a pertenecer a la comunidad de los redimidos.

Los adultos pretenden respuestas racionales para aspectos de la realidad que no tienen una respuesta racional o al menos, que esté al alcance de nuestras posibilidades humanas.

Muchos enfados humanos están vinculados con esa presunción de saber que los lleva a querer indagar más allá de lo posible, y frustrarse si no se tienen todas las respuestas y con la seleridad que amerita, porque esa es la otra situación extraña: Quieren todas las respuestas para todas las preguntas y lo más rápido posible, como niños caprichosos que no están conformes.

En cambio, hay una etapa de la infancia caracterizada por la confianza tranquila en quien ha demostrado cariño y amor incondicional, por lo que las respuestas que se reciben son aceptadas sin ninguna doble intención o una suposición de sospecha. Simplemente, se aceptan porque entienden que el Padre no podría estar engañando, más aún conociendo el carácter del progenitor.

En las palabras de Jesús hay una pequeña trampa, se es un niño confiado en la medida en que se conoce al Padre y es ese conocimiento el que retroalimenta la confianza, en un ciclo de bendición permanente.



Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. 
Del libro inédito: SUPERANDO OBSTÁCULOS 



#MiguelÁngelNúñez #meditaciónmatinal #devocióndiaria
Comparte en:    Facebook Twitter Google+

0 comentarios:

Publicar un comentario

Tus comentarios enriquecen este blog, y a las personas que lo leen. Te agradezco por tus aportes. Sin embargo, ten en cuenta que para que se publique lo que comentas debes indicar tu nombre (no se publicará ningún mensaje anónimo), y no debe aparecer ningún enlace a alguna página, número de teléfono, o dirección. Además, no se publicará ningún comentario con tinte ofensivo, homofóbico, discriminatorio, insultante o irrespetuoso. Todo lo demás, es bienvenido.