“Nosotros no podemos ordenar las ideas a causa de las tinieblas” (Job 37:19)
El filósofo chino Confusio acuñó la frase “el sabio no tiene ideas”, concepto que han tomado muchos filósofos contemporáneos como el filósofo francés Francois Jullien que tituló, precisamente así, uno de sus libros. ¿Qué significa la expresión?
Según Jullien que un sabio no tenga ideas significa que el sabio “no se encuentra en posesión de ninguna, ni prisionero de ninguna” (Jullien, 1998: 17). Las ideas de algún modo nos inmovilizan en una mirada única. El riesgo mayor es creer que ya hemos llegado a toda opción posible y no hay nada más que pensar.
Abunda el autor al señalar que “toda primera idea es ya sectaria: ya ha empezado a acaparar y, por ende, a dejar de lado” (Ibid., 18), lo que se convierte en el embrión del fundamentalismo y todos los extremos que ya conocemos. “El sabio, en cambio, no aparta nada, no abandona. Sabe que, al establecer una idea, ya hemos tomado, aunque sólo sea temporalmente, cierto partido respecto a la realidad: al ponernos a tirar de un hilo, de éste y no de otro, en la madeja de las coherencias, hemos empezado a plegar el pensamiento en cierto sentido” (Ibid.)
Toda idea tiene el potencial de ayudarnos a descubrir la realidad, pero, paradojalmente, también el de atarnos a una sola perspectiva o punto de vista. Una idea nos hace perder la totalidad y caer en el peligroso juego de creer que ya sabemos todo lo que había que saber y llegamos a una conclusión incuestionable y absoluta, lo que no sólo nos deja en una posición muy difícil, sino que nos pone en vía de la soberbia cognitiva más absurda, esa que se enceguece con su propio conocimiento.
La sabiduría consiste en estar permanentemente abierto a la posibilidad de nuevas y variadas ideas. No atarnos a uno sólo pensamiento ni forma de ver el mundo. Todos los terrorismos, fundamentalismos e istmos extremos se aferran a ideas únicas descartando de plano la posibilidad de examinar su propio pensamiento y la posibilidad de descubrir nuevas vías de conocimiento o reflexión.
Dios es el único en posesión del absoluto. Los seres humanos en cambio, estamos en constante proceso de apredizaje y análisis, siempre en proceso de saber, permanentemente en certezas provisorias.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez.
Del libro inédito: SUPERANDO OBSTÁCULOS
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