“Mejor es el vecino cerca que el hermano lejos” (Proverbios 27:10)
En el mundo tecnológico que estamos viviendo existe la ilusión de que al estar frente a un computador y conectado a una red social estamos conectados, sin embargo, eso no es más que una ilusión. Sólo el estar frente a frente a otro, y en diálogo y colaboración mutua podemos decir con certeza que estamos conectados.
Aludiendo a este hecho el filósofo sur coreano Byung-Chul Han señala: “La eliminación de la lejanía no genera más cercanía, sino que la destruye. En lugar de cercanía, lo que surge es una falta total de distancia” (Han 2017: 16-17). ¡Qué verdad! La ilusión de la cercanía confrontándose con la realidad de la soledad dialéctica de quien conectado a una red social es incapaz de hacer conexión con una persona cara a cara. El cuadro tétrico de ver a un grupo de adolescentes en un patio de colegio, todos con su movil en la mano, sentados uno al lado del otro, incapaces de hacer conexión cara a cara, como si la cercanía los ha alejado de tal modo que ya no se reconocen en la mirada y el encuentro.
El ser humano precisa de conexiones interpersonales. Cada persona necesita sentir que hace eco en otro individuo. Los nexos no son un agregado a nuestra vida, sino una necesidad vital fundamental. Sin esa capacidad de diálogo cara a cara se pierde la vitalidad de ser comunidad y nos convertimos en meros guarismos de estadística.
La Biblia habla mucho de la comunidad y la comunión. De hecho, sin comunión no es posible construir una comunidad, y aunque parezca redundante, una y otra se precisan como el óxigeno y el hidrógeno para formar la molécula del agua.
Para que exista comunidad es preciso reconocer al otro, al que está frente a mi, y saberlo un ser importante, necesario y fundamental. No se trata de conseguir “likes” para una foto, sino diálogo honesto y sincero que nos permita salir del ostracismo existencial en el que estamos sumidos.
La comunidad verdadera construye y colabora para que los seres humanos encuentren sentido y propósito. Para que sepan que sus vidas no son banales ni superficiales. La distancia que media entre una persona y otra debe ser traspasada por el diálogo, la presencia, la colaboración y el estar presente, especialmente en los momentos malos.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez.
Del libro inédito: SUPERANDO OBSTÁCULOS
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