La ceguera de la información



“Viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden” (Mateo 13:13)

Toda época tiene sus dificultades particulares. En el Medievo la dificultad más grande fue la ignorancia fomentada a partir de los poderes fácticos y religiosos que querían gente sin saber para poder mantenerlas dominadas mediante mitos y miedos. Sin embargo, la situación actual, no es muy distinta, aunque con matices diferentes.

El filósofo surcoreano afincando en Alemania, Byung-Chul Han habla de “la tormenta digital de datos e informaciones” que “nos hace sordos para el callado retumbar de la verdad” (Han, 2017:15). La metáfora expresa la gran paradoja del mundo occidental contemporáneo, nunca se tuvo tanta información al alcance, pero a la vez, nunca se expresaron tantas falsedades y conceptos erróneos como en esta época donde muchos se contentan con leer una media información en un medio digital sin examinar la validez o veracidad de lo que leen.

La verdad que se teje de a poco, en la lentitud de la reflexión y la pausa, ha a dado lugar a una sobre exposición de datos donde lo que impera es la opinión desinformada y donde las fronteras entre la erudición y la mera doxa ya no se reconocen. La Internet ha puesto de moda el “estar presente”, así que cualquier persona provista de un teclado y una conexión opina sobre lo que sea y espera que lo que dice tenga fuerza de ley, simplemente, porque a él o ella se le ha ocurrido.

La defensa del derecho a expresión se ha convertido en un reclamo absurdo para que la opinión absurda, infundada, y caprichosa se convierta en verdad total.

Al menos, en la Edad Media, la ignorancia era inconciente, porque la gente estaba controlada por poderes fácticos y religiosos que buscaban mantenerlos así, para que de esa forma pudieran ser dóciles a su manipulación. En la actualidad la lucha es persuadir a multitudes que aprender es un ejercicio arduo, que amerita concentración, que la excelencia se consigue como resultado de la excelencia, y que una opinión no constituye en ningún momento un concepto verdadero, mientras no sea comprobado, ratificado y analizado de manera competente. El peligro de la actualidad es estar frente a otro tipo de ignorancia, la de aquel que cree saber sólo porque leyó una pequeña crónica en una red social o una opinión.




Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. 
Del libro inédito: SUPERANDO OBSTÁCULOS 



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