Tocar los extremos



“Mi boca rebosa de alabanzas a tu nombre, y todo el día proclama tu grandeza” (Salmos 71:8)

Blas Pascal, el genial escritor, filósofo, matemático, físico y polimata fransés escribió: “No se muestra la grandeza situándose en un extremo, sino tocando ambos a la vez”. Con estas palabras describía la necesidad de la búsqueda del equilibrio, cuestión que cada vez nos está costando más a los seres humanos tan dados a los extremos.

Uno de los mayores obstáculos con los que tienen que lidiar los cristianos en el siglo XXI es con la necesidad de buscar el equilibrio de una manera tal que no se conviertan en fundamentalistas extremistas y fanatizados, o por el otro lado, en personas ausentes y apáticas, de tal modo que la religión no es más que un barniz ideológico que sirve para algunas cosas, pero en realidad, no tiene ningún impacto real en la vida de las personas.

La imagen que a menudo proyectan los cristianos, entre las personas que no tienen la misma fe deja mucho que desear. En una investigación realizada en Phoenix, Arizona, los investigadores se sorprendieron al entender la manera en que los cristianos eran percibidos en general. Según lo que presenta Philip Yancey, “los evangélicos eran llamados analfabetos, codiciosos, sicópatas, racistas, estúpidos, gente de mente estrecha, prejuiciados, idiotas, fanáticos, tarados, locos gritones, ilusos, simplones, arrogantes, imbéciles, crueles, bobalicones y estrafalarios”, luego agrega, “algunas personas no tienen la menor idea de lo que son los evangélicos en realidad, ni de lo que creen; sólo saben que no los pueden soportar” (Yancey, 2015:15-16).

Suelo viajar mucho y lamentablemente sólo en los últimos meses he escuchado opiniones similares en Colombia, Perú, México, El Salvador y España. Si no tuviera idea de quienes son los cristianos, por las opiniones que algunos vierten en las redes sociales, simplemente, no querría saber nada de muchos que hablan de Jesús con una arrogancia y un lenguaje tan lleno de odiosidad y violencia, que simplemente, es tóxico estar cerca de ellos.

Ahora, más que nunca necesitamos un cristianismo de reconciliación. Una religión que una extremos y no una que los ensanche. Quienes están dominados por un celo religioso tal que se convierten en maltratadores de su prójimo no se dan cuenta que se convierten en “tontos útiles” al servicio de movimientos políticos y sociales, que precisan de eso para seguir.

 Historias de la Biblia poco contadas

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. 
Del libro inédito: SUPERANDO OBSTÁCULOS 

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