Verdad parcial, mentira completa





“Hemos hecho de la mentira nuestro refugio Y en el engaño nos hemos escondido” (Isaías 28:15)

Mentir es un arte. Así como suena. Los mentirosos suelen aparentar ser probos, y pueden engañarte en tu cara, y lo harán con tranquilidad y sin ningún problema de conciencia. Mentir parcialmente, es algo que exige a los artistas del engaño, mucha sagacidad y malabarismos dialécticos para no dejar entrever la verdad total, porque de otro modo, quedarían en evidencia.

En la política suele mentirse descaradamente, pero no lo hacen de una manera abierta, sino, simplemente, dando declaraciones incompletas. Mienten al hacer promesas que saben desde un principio que son imposibles de cumplir, al sugerir o insinuar posibles comportamientos de un contrincante, al fabricar logros que no se tienen, y así sucesivamente.

Hace poco vi un debate entre dos candidatos a la presidencia de Francia. Quedé asombrado de la capacidad de una candidata para decir tantas verdades parciales, con una convicción engañosa. Evidentemente, para saberlo, hay que estar informado, y ese es el problema más agudo.

En una época de mentiras vendidas como verdades, diferenciar qué es correcto y qué no, es simplemente, un gran desafío. La Internet, especialmente con las redes sociales, y los medios de comunicación han hecho de la media verdad su modus operandi. Pero, hay millones de incautos que creen todo lo que leen en la red o todo lo que escuchan de los medios de comunicación masiva.

Informarse siempre es un acto de protección. Es aprender a poner límites a la mentira. Es entender que si no sabes, eres fácilmente víctima del engaño y de quienes, manipulando la verdad, terminan por hacer creer a otros de mentiras solapadas, vendidas de una forma engañosa.

Los religiosos son, a menudo, víctimas de esta situación. Predicadores que toman frases sueltas, textos descontextualizados no sólo de su contexto textual sino también cultural, logran que muchas personas crean falsamente el engaño. El mayor desafío de una religión es lograr distinguir entre el trigo y la hojarazca, entre la verdad y el error. Cuando una verdad es presentada entre mentiras, distinguir el error se hace difícil. Por eso hay que estudiar, leer, reflexionar, preguntar, indagar, no quedarse con meras opiniones, porque de otro modo, el engaño se cuela como el viento en primavera.




Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. 
Del libro inédito: SUPERANDO OBSTÁCULOS 



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