“El éxito depende de los muchos consejeros” (Proverbios 11:14)
La mayoría de las personas son reacias a pedir consejo, incluso más, muchos ven el pedir ayuda como una especie de derrota personal, cuando, en realidad, todos, de un modo u otro, y en algún momento del trayecto de nuestra vida necesitamos a alguien que nos de alguna orientación para no extraviarnos o si estamos perdidos, para que nos ayuden reencontrar el rumbo.
La presunción es un grave problema de carácter. Hace que las personas presuman de tener las respuestas que no tienen. Nadie sabe todo y difícilmente una persona normal tendrá las respuestas necesarias para sortear todas las dificultades del camino. Es de sabios solicitar consejo y de necios el rechazarlo.
En cierto modo, quien se niega a recibir un consejo, admite que tiene un problema de negación, porque es incapaz de ver la gravedad de su dificultad.
Se sabe que un problema es suficientemente importante cuando llevamos mucho tiempo sin resolverlo y con las herramientas que tenemos no somos capaces de ver la luz al final del camino. Esa es la hora, cuando la inteligencia nos debería decir que es preciso pedir ayuda, pero también, es el momento de la mayor derrota para quienes se niegan a admitir que necesitan ayuda.
El versículo dice que “el éxito depende de muchos consejeros” y me agrada que ponga la palabra “muchos”, porque no se trata de hacerse dependiente de una mente, sino de consultar para recibir la perspectiva de diferentes personas, que evidentemente, verán nuestro problemas desde ópticas distintas, y eso, en mucho grado nos ayudará a vislumbrar una posible solución para lo que estamos viviendo. Pedir ayuda es gran parte de la solución.
“Quién recibe una idea de mí, recibe instrucción sin disminuir la mía; igual que quién enciende su vela con la mía, recibe luz sin que yo quede a oscuras” (Thomas Jefferson)
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez.
Del libro inédito: REFLEXIONES AL AMANECER
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