El poder del mito



“Rechaza las leyendas profanas y otros mitos semejantes” (1 Timoteo 4:7)


El Dr. Alan Levinovitz, en un excelente libro sobre los mitos que se han tejido en el mundo antiguo y contemporáneo sobre la alimentación que la Internet no hecho más que aumentar y el sensacionalismo ha ayudado a que se rieguen como la pólvora, señala que: “Para los verdaderos creyentes, el mito será siempre más sagrado que la evidencia” (Levinovitz, 2016: 17).

En realidad, ese es el mayor problema para el avance del conocimiento en cualquier área del saber, el poder de la creencia y el mito que no permite análisis racional ni reflexivo.

Cuando presento mis conferencias y en más de una oportunidad, presento estudios tanto antropológicos, psicológicos, sociológicos y teológicos, para señalar que algunas ideas son incorrectas, irremediablemente hay gente que se molesta, que se para y se va, o que reacciona como un niño al que le han quitado su juguete preferido. El mito inmoviliza a la razón. No permite reflexionar ni ayuda a que las personas hagan un análisis ponderado de las ideas que tienen.

Lo peligroso del mito es que instala ideas y conceptos en el consciente colectivo que no se pueden probar o evidenciar, que simplemente se aceptan como verdades sin tener ningún elemento de juicio real para sostener que dicha idea es correcta.

El mito tiene la tendencia a permanecer más tiempo que la verdad de los hechos.

Dónde existe más tendencia al mito, probablemente, por todos los elementos subjetivos asociados es en la religión, donde las personas tienden a aceptar lo que se les dice sin pensar si lo que se afirma es correcto o no, propagando, de ese modo, mitos.

“La humanidad necesita para vivir mitos y mentiras. Si uno ve la verdad escueta se pega un tiro” (Fernando Vallejo)



Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. 
Del libro inédito: REFLEXIONES AL AMANECER


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