“Porque serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5:9b)
Resulta que no todos son hijos de Dios y muchas personas, simplemente, ni entienden lo que eso significa. Ser hijo de Dios no es una cuestión de ser sólo parte de la raza humana, como cree la mayoría, sino ser hijo de Dios tiene que ver con hacer acciones que de alguna manera representen a los individuos como “hijos” de verdad. Una de esas características es trabajar por la paz.
Lamentablemente, a través del tiempo, muchos cristianos han estado más ocupados en fomentar la guerra que se han olvidado de la característica básica de quienes profesan ser seguidores de Jesús.
Una persona que de verdad ama el mensaje divino fomentará de todos los modos posibles la paz, nunca la guerra ni la confrontación.
Es horrible pensar que la bomba atómica fue lanzada por gente que creía honestamente que le estaba haciendo un servicio a Dios y a la civilización. La mayoría de los miembros del Ku Klux Klan eran y son miembros de iglesias cristianas, y creen que persiguiendo personas de raza negra, judíos y homosexuales, están haciendo un servicio a Dios. Podríamos seguir horas mencionando ejemplos de la incoherencia entre el mensaje de Cristo y lo que muchos han hecho de eso.
El cristianismo por vocación es una religión de paz. De hecho, gratia, la expresión más cara al cristianismo de donde procedo gracia, es un acto divino para otorgar paz, para no seguir en una reyerta permanente, simplemente, poner fin al dolor mediante la muerte y sacrificio de Jesús.
Muchos de los seguidores de Cristo aún no entienden que la paz es el único camino porque sin paz no tenemos nada.
“La paz exige cuatro condiciones esenciales: Verdad, justicia, amor y libertad” (Karol Józef Wojtyła)
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez.
Del libro inédito: REFLEXIONES AL AMANECER
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