Limpios de mente

“Dichosos los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios” (Mateo 5:8)
 
En la mayoría de las versiones se traduce: “limpios de corazón”, una frase sin mucho sentido y que no podría estar hablando del órgano que distribuye la sangre por el cuerpo. En el mundo antiguo la metáfora para referirse a la mente era corazón.
 
¿Qué es lo que está diciendo el texto? ¿A qué se refiere con mente limpia? ¿Cómo es posible lograr algo así? ¿En qué consiste una mente de esas características?
 
Los seres humanos estamos encadenados a la herencia pecaminosa que hemos recibido, por esa razón, no puede estar hablando de un concepto netamente humano que dependa exclusivamente de la voluntad, porque si así fuera, entonces, sería posible eliminar el pecado por sí mismo y en ese caso, sería inútil el trabajo del Espíritu Santo y la redención.
 
Lamentablemente, los legalistas que creen en la perfección han hecho creer a muchos que la limpieza de sus vidas es posible totalmente y que en muchos sentidos depende de su voluntad, como si existiera alguien capaz de tener una voluntad libre de culpa y pecado.
 
Lo real es que la mente se limpia por un acto milagroso que Dios ofrece al ser humano. Sin embargo, tal como se lee en el salmista eso ocurre como fruto de una petición a Dios: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio” (Salmo 51:10).
 
Cuando se entiende que la mente limpia es fruto de la relación de un individuo con Dios, entonces, puede provocar un cambio real en su vida, porque aprenderá a confiar en las posibilidades divinas y desconfiar de las limitaciones humanas. La mente es demasiado importante para creer que sólo con la voluntad es posible generar cambios a largo plazo. Es Dios obrando en cada persona el que hace que nuestros motivos cambien y nuestra apreciación del mundo sea otra.



“El cerebro no es un vaso por llenar, sino una lámpara por encender” (Plutarco)

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. 

Del libro inédito: REFLEXIONES AL AMANECER

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