Probablemente al leer el título de la reflexión de hoy a más de alguno le suene erróneo. Sin embargo, no hay que olvidar que la historia muchas veces por sus énfasis, olvida a los verdaderos protagonistas. Los dos primeros viajes misioneros que se suponen fueron de Pablo, en realidad, fueron de Bernabé y Pablo fue el acompañante. El texto así lo consigna, puesto que por una forma de escritura griega, el nombre del líder iba primero.
Sin embargo, es lógico que hubiera sido así, puesto que el líder conocido por la iglesia era Bernabé, no Pablo, al que algunos todavía consideraban “Saulo”, el perseguidor de los cristianos. Bernabé, cuyo nombre significa “Consolador”, era un hombre inmensamente sabio. Sabía reconocer en las personas sus potencialidades. Él veía lo que otros no, y cuando todo el mundo parecía haber olvidado a Pablo, y mientras éste se encontraba en Tarso, un tanto desterrado, fue Bernabé el que lo fue a buscar y lo convenció de participar con sus dotes personales en la misión de proclamar el evangelio por todo el mundo.
Fue Bernabé el que también rescató a Juan Marcos, el que en un principio fue despreciado por Pablo, por su inmadurez y su tendencia a dejar lo que había empezado, pero Bernabé no cedió, él se la jugó por Juan Marcos, y años después Pablo tuvo que reconocer su error y admitir la visión que tuvo Bernabé.
Lucas escribió el libro de los Hechos, y al ser discípulo de Pablo es más o menos obvio que exaltó más la figura de su líder que la de Bernabé, con quien probablemente tuvo poco contacto, de allí que la tradición tendió a olvidar a este hombre amable, honesto, sensible y valiente que no temía luchar por otros.
Se necesitan muchos “Bernabés”... especialmente para rescatar a aquellos que han sido maltratados por la multitud y han sido relegados al largo silencio del olvido. Sin Bernabé, probablemente no tendríamos al tremendo predicador y pensador que fue Pablo y al escritor que fue Juan Marcos. Seguramente hay otras personas que algún día contarán lo que Bernabé hizo en sus vidas. No se equivoquen, todos tienen a alguien que les ha ayudado en el camino.
Del libro inédito Cada vida un universo
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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