Cambio de sexo


“Saluden a Andrónico y a Junías, mis parientes y compañeros de cárcel, destacados entre los apóstoles” (Romanos 16:7)

Pablo menciona a Junia o Junias, como aparece en algunas versiones, quien junto a Andrónico “son muy estimados entre los apóstoles” (NC). Hasta allí todo parece bien, el problema de este texto es que durante siglos se ha pretendido convertir a Junia en varón, por considerar que ninguna mujer podría ser llamada “apóstol”.

Los antecedentes históricos desmienten este supuesto. Orígenes (185-253), teólogo e historiador de la iglesia primitiva, del siglo II, la reconoce como mujer. Lo mismo hacen Jerónimo (340-420) y Juan Crisóstomo (347-407), que vivieron en el siglo IV. La primera propuesta en contra y que señala que Junia es varón fue Aegidus de Roma, a fines del siglo XIII. Es decir, durante 13 siglos se consideró a Junia mujer y luego, se cambió la interpretación diciendo que un varón llevaba nombre de mujer.

La evidencia histórica muestra, que sin duda, Junia es el nombre latino de mujer. Quienes la convirtieron en varón agregaron una “s” al final para señalar, de manera infundada, que era un diminutivo del nombre latino Junianus, del cual no se tiene ningún antecedente histórico. Por otro lado, el problema con este argumento es que en latín los diminutivos se hacen alargando el nombre y no reduciéndolo. Por otra parte, no existe fuente extrabíblica para “Junias”, pero si hay casos de mujeres con el nombre “Junia” (Muñiz, 2011:39).

En la actualidad es casi unánime la opinión entre los exégetas bíblicos en que Junia fue una mujer, sin embargo, muy pocos asumen las consecuencias y las implicancias que eso tiene para muchas interpretaciones sexistas de la Biblia que abundan en el pueblo cristiano.

Si Junia fue considerada por Pablo como una mujer destacada entre los apóstoles, es porque él no creía que ser apóstol fuera una labor privativa sólo para varones. Junia, en un ambiente tan hostil como el de su tiempo, fue destacada entre los líderes cristianos. Eso implica que era una mujer extraordinaria. Lo mismo puede ocurrir en la actualidad, no hay ningún argumento que haga suponer que una mujer no pueda ser líder del pueblo de Dios.

Del libro inédito Cada vida un universo
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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