“El día en que las mujeres de la nobleza de Persia y de Media se enteren de la conducta de la reina, les responderán de la misma manera a todos los dignatarios de Su Majestad. ¡Entonces no habrá fin al desprecio y a la discordia!” (Ester 1:18)
A menudo se presenta a Ester como heroína, y ciertamente lo es, pero muy poco se habla de ella como víctima de un sistema opresivo, sexista, androcentrista y macabramente maltratador.
Para llegar a convertirse en reina, tuvo que pasar por rigurosas pruebas de selección, entre las cuales, estuvo el ser violada por el propio rey que luego se convertiría en su propio esposo. Ella, como cualquier mujer de su tiempo, no tenía ningún derecho, ni sobre ella ni sobre su propio cuerpo. Por lo tanto, no hay nada de romántico ni deseable en la situación que le tocó vivir.
No he escuchado nunca en púlpitos cristianos que se digan las circunstancias por las cuales se convirtió en reina. La corte estaba formada por un montón de borrachos que se la pasaban buena parte de su vida en bacanales y libaciones. De hecho, fue este grupo de ebrios, el que aconsejó al rey que luego de la afrenta que le había hecho la reina Vasti que se negó a participar en una fiesta donde sería denigrada exhibiéndose como si fuera un animal ante esos hombres lascivos, que tomara a otra mujer. Ese “tomar” es así de fuerte, traer a alguien contra su voluntad y elegir.
La razón fue no perder poder sobre las mujeres. Se dio incluso un edicto que se envió por “cartas por todo el reino, a cada provincia en su propia escritura y a cada pueblo en su propio idioma, proclamando en la lengua de cada pueblo que todo hombre debe ejercer autoridad sobre su familia” (Ester 1:22). En buen castellano, “hagan todo lo posible para que sus esposas no se revelen como lo hizo la reina.
En ese contexto Ester arriesgó su vida para salvar a su pueblo. Su acción adquiere mayor relevancia cuando se analizan las circunstancias que le tocó vivir.
Es en medio de situaciones límites donde mostramos lo que somos. Ester, en la corrupción, demostró ser honesta. Esa es la lección. No hay nada de romántico en las circunstancias que le tocó vivir, abusada, obligada por su conciencia actuó como muy pocos lo harían.
Del libro inédito Cada vida un universo
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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