Matar el amor es muchísimo más sencillo que construir el amor. Así como romper una planta delicada es infinitamente más fácil que cuidarla todos los días hasta que florezca.
Tenemos que ser honestos. Nadie se casa para que lo maltraten, ni para que le sean infiel, ni para que lo desprecien. Toda persona, con un poco de inteligencia emocional, espera algo a cambio de su amor, al menos, lo mismo que aporta. Cuando eso no ocurre el amor es asesinado.
Muchas personas han visto sus vidas truncadas, destruidas y maltratadas cuando han permitido, que teniendo como excusa al amor, quien dice amar las destruya, violente o humille. El amor no tiene nada que ver con acciones de ese tipo. Como dice Pablo, el amor “no se comporta con rudeza”.
El problema es que muchas personas han sido engañadas por una manera de vivir el amor, que han terminado en redes de falsedad y dolor. Tanto, que muchos tardan toda una vida para alejarse de ese contexto fatídico que sólo ocasiona sufrimiento.
He pasado incontables horas escuchando a mujeres y varones, referirme sus dolores de amor. Después de muchas sesiones lo que he aprendido es que para que exista un abusador, se necesita alguien lo suficientemente enfermo emocionalmente, como para permitirlo.
“El mito del amor sin límites ha hecho que infinidad de personas establezcan relaciones totalmente dañinas e irracionales, en las que se promulga el culto al sacrificio y la abnegación sin fronteras” (Riso, 2006:xiv).
Toda acción que teniendo como excusa el amor dañe o maltrate de alguna forma a alguien, no es amor, sino cualquier cosa nefasta, pero no amor. El amor construye, eleva, ennoblece, transforma y hace que las personas sean mejores.
Lamentablemente, hay tantas líneas de acción que el amor es, en muchos casos, una de las grandes falsificaciones que muchos, por su propio engaño, se niega a ver.
Del libro inédito Lazos de amor
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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