Grandes expectativas



En muchas parejas se instala un contrasentido: No quieren esperar mucho de su relación porque temen desilusionarse y cortar, pero, no se dan cuenta que al hacer eso, crean las condiciones para una profecía autocumplida. En otras palabras, sin percatarse hacen o dejan de hacer lo que puede contribuir al fortalecimiento de la pareja.

En las investigaciones que se han realizado sobre matrimonios de éxito se ha demostrado que, al contrario de lo que se cree, las parejas con expectativas más altas son los que tienden a durar más en el tiempo.

John Gottman un reconocido especialista en parejas de éxito dice que: “Los que poseen valores más altos y expectativas más elevadas para su matrimonio tienen los mejores matrimonios, no los peores” (Gottman, 1999:18).

¿Por qué razón ocurre esto?

En general, en la mentalidad popular, se piensa que las expectativas muy altas son poco realistas y promueven la desesperanza y la desilusión. Sin embargo, aunque es preciso ser realista, es decir, considerar lo que se tiene y desde dónde se parte, lo concreto es que las personas casadas cuyas expectativas son demasiado bajas tienden a conformarse y no dar todo de sí. En ese sentido, terminan aceptando condiciones matrimoniales mediocres, cuando podrían ser mejores.

Al contrario, las personas con altas expectativas, tienden a trabajar más por sus matrimonios y relaciones de parejas, porque saben que no se producirá un cambio a menos que se comprometan de verdad con la relación.

Algo similar a lo que nos muestra el texto de hoy, “en la espera mostramos nuestra constancia”. Si confiamos en que nuestro matrimonio tendrá buenos resultados y que lograremos cada día ser mejores, entonces, se genera una actitud diferente que hace que por expectativa se busque dar lo mejor de sí. Nadie cosecha felicidad si antes no siembra compromiso. Por lo tanto el asunto se reduce a actitud, más que aptitud.


Del libro Lazos de amor
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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