Se entregó al amor con todas sus fuerzas. Puso todo el empeño en vivir de tal forma que su amado experimenta lo mejor de ella. Sin embargo, poco a poco, él, a quien tanto amaba empezó a cambiar. Lo que en un comienzo era una aventura llena de expectativas y alegrías se convirtió en una rutina aplastante con muchos episodios de agresión verbal. Con el paso de los días era más y más desconcertante.
Quisiera que esta experiencia real fuera una excepción, pero, lamentablemente es un cuadro repetido en cientos de parejas y muchas de ellas cristianas. El amor no implica violencia. Amar no significa tener que soportar la descalificación, el maltrato, el abandono y la crueldad. Aún el amor tiene un límite.
La Biblia tiene textos de terror que incluyen violación, vejaciones, descalificación, ninguneo, y cientos de situaciones que incluso hoy serían calificadas de delito y que tendrían que ser perseguidas policialmente. El hecho que estén en la Biblia no las convierte en lícitas, simplemente, señala que el sexismo, el androcentrismo y en general el espíritu patriarcal existe desde hace mucho tiempo, es en cierto modo, connatural a la condición pecaminosa del ser humano.
Cristo vino a “poner en libertad a los oprimidos” (Lucas 4:18) a darle una salida digna a quienes han sido maltratados y perseguidos. En más de alguna ocasión he escuchado de sexistas cristianos consumados que Jesús nunca se refirió a la esclavitud y mi respuesta ha sido: “Entonces, ¿estamos autorizados a tener esclavos?”. Jesús tampoco habló de política, ni se refirió a los problemas raciales, ni habló de injusticia social, pero es infantil suponer que los principios que estableció no incluían todos esos temas.
Otros me han dicho del único tema que debemos hablar es de salvación, todo lo demás no importa. Ese argumento aparte de ser sesgado es cruel, le estamos diciendo a la gente que el evangelio no produce cambios sustentables en el contexto social donde ellas viven.
Si alguien dice ser amado pero es maltratado, sepa que eso no es amor y aunque ame no tiene nada que hacer en una relación de ese tipo.
Del libro inédito Lazos de amor
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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