“Ahora, pues, reyes, sed prudentes; admitid amonestación, jueces de la tierra” (Salmo 2:10)
El ser humano resulta ser un enigma, en especial cuando tiene poder. Frente al poder, muchos pierden perspectiva de sí mismos. Por eso es posible encontrar a seres humanos que cuando no tienen poder asumen una actitud y estando en una situación de poder, actúan de otra manera, en muchas ocasiones, contrario a la declaración de sus principios y aún, de su antigua manera de vivir.
La historia nos muestra a dictadores y tiranos, que antes de serlo, fueron vecinos ejemplares. Asesinos que en posesión del poder obraron de una manera absolutamente despótica, pero que cuando carecían de dicho poder, se comportaban como cualquier ciudadano ejemplar. A torturadores que eran capaces de tratar con amabilidad y cariño a sus familias. Es un asunto extraño, que hace que el ser humano se nos aparezca como alguien enigmático.
El salmista recomienda a los reyes que actúen con prudencia, expresión muy usada en el mundo antiguo y aludía a la actitud de no dejarse dominar por emociones, especialmente, si éstas eran negativas. Calcular bien, sopesar los pro y contras, actuar con mesura, ser equilibrados, era la recomendación habitual para los gobernantes, especialmente, porque conociendo la naturaleza humana, cuando se tiene poder, esto es precisamente lo que a menudo falla. Es cosa de mirar a los dictadores que ha tenido nuestro mundo, que en el poder perdieron todo sentido de la mesura.
La segunda frase hace alusión a algo muy delicado en caso de personas que ostentan poder, admitir amonestación, ser capaces de recibir de buena fe la exhortación. Muchos, con un poco de poder, creen que están libres de cometer errores, y actúan como si fueran capaces de emprender las más osadas empresas, sin tener que recibir ninguna amonestación. De hecho, existe en el mundo una profesión que se denomina consultores, que existen para las más variadas áreas. Muchos políticos y gerentes de grandes empresas, sabedores que como humanos pueden cometer errores, contratan a estos expertos, para que les den su opinión experta, en áreas donde tomar decisiones es complejo. Lo hacen, no porque no crean que son inteligentes, sino precisamente, porque saben que dos mentes piensan mejor que una. Eso vale para todos, no sólo para algunos. Lamentablemente, la mayoría de los que tiene el poder terminan siendo presuntuosos y creyendo que no necesitan consejo de nadie, así les va también.
Del libro inédito Salmos de vida - 1
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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