Invisibles

“Sin contar a las mujeres” (Éxodo 12:37)

Siguiendo con la lógica veterotestamentaria, a menudo, las mujeres eran invisibilizadas, borradas de la historia, aunque criaban hijos o tenían participación activa en la vida de Israel, simplemente, para los efectos prácticos no existían. Esa situación, no es nueva ni ha dejado de existir nunca. Ha sido ha sido en la mayor parte de la historia humana, las mujeres han estado invisibles y eso no les ha molestado a millones de varones que lo han visto como algo “normal”, aunque es evidencia de una gran injusticia.

Se llamaba Suzanne Noël (1878–1954), y aunque es una de los médicos pioneros en cirugía estética, su nombre, prácticamente no aparece en los libros de historia de la medicina, ni se mencionan sus grandes aportes a la especialidad a la que dedicó toda su vida. Ni aún en Francia, su país natal, aunque para mitigar esta injusticia el gobierno galo haya emitido una estampilla en su honor, pero, como a tantas mujeres, simplemente, no se le ha hecho justicia.

Se casó a los 19 años con un médico, y él saber de su pasión por la medicina, y contra la lógica de la época la apoyó y financió su carrera de medicina en la que terminó con la cuarta mejor nota de su promoción.

Luego, se dedicó con pasión a ejercer la medicina hasta que se desen­cadenó la primera guerra mundial y comenzó a ver la necesidad de ayudar a los cientos de soldados que eran heridos y su rostro quedaba desfigurado. Se dedicó a la reconstrucción de narices, maxilares y rostros de quienes habían llegado malheridos de la guerra.

Luego, contra los postulados de los religiosos que la condenaban, se dedicó a ayudar a mujeres que padecían por deformaciones o problemas con su rostro, nariz o alguna parte de su cuerpo. Usó la cirugía estética como una herramienta de reivindicación de la mujer, en un momento cuando casi no había cabida para las mujeres en casi ninguna actividad. En la Segunda Guerra Mundial, fiel a su vocación de ayuda, colaboró cambiando rasgos de los judíos que eran perseguidos por el nazismo. Pero, su pecado fue ser mujer, por eso no está en los anales de la medicina, como tantas otras mujeres invisibilizadas por el patriarcado.

Del libro inédito Ser mujer no es pecado
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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