Lo extraordinario



“Los creó hombre y mujer, y los bendijo. El día que fueron creados los llamó ‘seres humanos’” (Génesis 5:2)

Es sorprendente que textos tan llenos de campos comunes y llamados explícitos e implícitos al patriarcado o al sexismo aparezcan joyas que muestran que Dios no ha cambiado nunca y que los únicos que han distorsionado el diseño divino original han sido los seres humanos.

El texto señala tres ideas claves fundamentales:

Primero, fue Dios quien creo a la raza humana, y cuando lo hizo los creó varón y mujer. No hay nada en el texto que sugiera que uno es superior a otro o que alguno tiene una función jerárquica o de sometimiento. Simplemente, señala lo que es evidente, Dios crea a los seres humanos -varones y mujeres- a su imagen.

Segundo, señala el versículo que a esa pareja Dios la bendice. La bendición, una vez más, no es diferenciada. Simplemente, expresa lo evidente. Dios no concede bendiciones de primera y segunda categoría. Dios bendice, y eso implica entender que en la mente divina la humanidad es su predilección, y sin hacer distingos entre el varón y la mujer.

Tercero, extraordinariamente, señala que ambos, el varón y la mujer recibieron el mismo nombre. La traducción de la NVI traduce “seres humanos”, otras dicen simplemente, les llamó “Adán”. Una forma explícita de señalar que la equidad es parte del diseño divino. Dios no espera ni quiere que un género sea superior a otro.

Este texto en especial, pone las cosas en su justo lugar. Nunca fue el plan de Dios que la mujer fuera sometida y humillada. Nunca Dios deseó que el varón se convirtiera en amo de la mujer. Dios planeó una relación donde el varón y la mujer construyeran una relación basada en la complementariedad y la equidad.

Al llamarlos de la misma manera está señalando de manera explícita que fueron ambos creados de una manera especial, y considerando que tanto uno como otro salieron de las manos de Dios, no como seres de condiciones diferentes, nacidos para ser sometidos o humillados por su género. Nunca fue ni es el plan de Dios que eso ocurra.

Del libro inédito Ser mujer no es pecado
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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