“Progresaba en sabiduría” (Lucas 2:52)
Una frase habitual en muchas mis conferencias o que ocurren a partir de algunos de mis artículos o libros es: “Esa idea no la había escuchado o leído nunca”. Sé que dicha expresión tiene dos posibles lecturas. Por una parte alguien asombrado de haber descubierto un concepto nuevo que le sirve para aclarar sus preconceptos o ideas acariciadas. Sin embargo, tristemente tiene otra connotación que es la más común: Como es una idea nueva no la acepto, me quedo con lo que ya conozco y punto.
El miedo al cambio es lo más constante en la naturaleza humana y eso es aún más patente en comunidades cristianas y en mentes de personas religiosas que se aferran a lo que han conocido asumiendo que ya no hay nada más que descubrir. Tristemente, con esa actitud se privan a sí mismas de crecer y aprender.
Lo cierto es que la comprensión de la Biblia y de la religión en general no acaba. La verdad sobre Dios es progresiva, y debe ser así, es lógico que lo sea. Dios es absoluto, suponer que ya conocemos todo lo que deberíamos sobre él sólo nos pone en una situación presuntuosa, también nos arroja a una actitud que puede convertirse en peligrosa, simplemente, porque no entendemos lo que Dios es y significa.
Los fundamentalistas literalistas de los últimos años están poniendo a la religión en general y a muchas religiones en particular en serio riesgo. Tanto adeptos del cristianismo como de otras religiones tienden a tergiversar el verdadero sentido de la Palabra cuando caen en literalismos absurdos, sin entender el principio de la comprensión progresiva.
Leer la Biblia en serio implica estar dispuestos a examinar con cuidado las posibles diferencias en las traducciones. Me sorprende que muchas personas no se pregunten por qué en una versión un versículo es traducido de una manera y en otra se traduzca distinto. No es casual. Algunas traducciones son ideológicas, es decir, están al servicio de una cosmovisión religiosa previa, y en otras, el traductor está casado con una determinada perspectiva y por lo tanto, eso se refleja en lo que traduce. Son pocos los traductores que intentan ser fieles totalmente al texto, sin sesgos ideológicos o posturas personales. No es fácil la lectura de la Biblia por mucho que el fanatismo religioso diga lo contrario.
Del libro inédito Superando obstáculos
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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