“Éste es aquel de quien yo decía: Él que viene después de mí es superior a mí” (Juan 1:15)
Muchos cristianos creen, infundadamente, que la única información que existe sobre Jesús está en los evangelios. Sin embargo, la realidad es que existen antecedentes en fuentes exteriores al Nuevo Testamento. Además, hay información que procede de escritos primitivos cristianos que mencionan datos inexplorados para muchos, entre ellos los llamados “otros evangelios” que no están incorporados en el canon.
Josefo, historiador judío que vivió hasta fines del siglo I d.C. escribió en sus Antigüedades Judías lo que aparentemente es un testimonio cristiano, cuando no es más que un texto adulterado que dice: “«Por este tiempo [es decir, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, en los años 26-36 d.C.] vivió Jesús, un hombre sabio si es que realmente hay que considerarlo un hombre. Porque él realizó hazañas sorprendentes y fue maestro de un pueblo que aceptó gozosamente la verdad. Atrajo a su causa a muchos judíos y griegos. El era el Mesías” (Josefo, 18.63). Según el especialista en Josefo, L. H. Feldman, hay que eliminar la frase “Él era el Mesías”, porque lo hace aparecer como cristiano, lo que no es cierto. Lo que viene a continuación refleja lo que se entendía por Cristo en ese momento “cuando Pilato, después de haber oído que era acusado por los hombres de más elevada posición entre nosotros, lo condenó a ser crucificado, los que anteponen el amor a él a todas las demás cosas no dejaron de amarlo. El tercer día se apareció a ellos resucitado, porque los profetas de Dios habían anunciado esta y otras incontables maravillas sobre él. Y la secta de los cristianos, llamados así después de él, no ha desaparecido hasta hoy” (Ibid). La frase “si es que realmente hay que considerarlo un hombre”, no es una afirmación a favor de Cristo, sino un reconocimiento de un prejuicio de que el poder de Jesús no provenía de Dios, sino de Satán, concepto que ya repetían religiosos de su tiempo.
El gran problema de estudiar a Cristo es aprender a desenmascarar la realidad de la ficción y establecer claramente qué es realmente lo que Jesús fue y vivió. Cuando eso no se hace de manera adecuada, se termina por crear mitos y tradiciones que nada tienen que ver con lo que realmente fue el hecho histórico. Eso incluye el análisis del texto de los evangelios, para no caer en estereotipos que nada tienen que ver con lo que realmente sucedió. En asuntos de Jesús, la desinformación parece ser la tónica.
Del libro inédito Superando obstáculos
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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