“-Sígueme —le dijo Jesús” (Lucas 5:27)
Hay énfasis que de tanto repetirse se consideran verdad absoluta. Sin embargo, al examinar la Biblia con detenimiento uno se da cuenta que no son más que ideas falsas que de tanto repetirse se convierten en verdaderas sólo por la tradición.
El verbo «seguir» (ákolouzeiri) está mencionado en la Biblia, específicamente en el Nuevo Testamento, en 90 ocasiones, especialmente en los evangelios, cuatro veces en Hechos de los Apóstoles, una vez en Pablo y seis veces en Apocalipsis. Eso implica, que es un concepto clave en la mente de los evangelistas que dieron testimonio de la invitación de Jesús.
Lo que llama la atención que el verbo utilizado en el Nuevo Testamento se usa casi exclusivamente para referirse al seguimiento a Jesucristo y no a otras personas o movimientos.
En contraste la idea “imitar” (mimeomai) no aparece ni una sola vez en los evangelios. En los demás autores del Nuevo Testamento se utiliza la expresión sólo en dos ocasiones, dos invitando a imitar a Jesús (1 Corintios 11:1; 1 Tesalonicenses 1:6) y una vez referido a la imitación de Dios (Efesios 5:1). Sin embargo, no es el énfasis que se dan en los púlpitos y en la literatura cristiana.
Se llama constantemente a “imitar a Jesús” (una acción más bien pasiva que tiene como autorreferente al mismo individuo que imita que se ve al espejo de sí mismo para saber si ha avanzado en la imitación), y no se hace referencia, al menos, con el mismo afán a la idea “seguir” (un concepto activo, que supone una acción permanente de estar alerta para andar tras el Maestro, con todo lo que implica en aprendizaje y cambio permanente).
Aclarando conceptos: “Imitar es copiar un modelo, mientras que seguir es asumir un destino. La imitación se puede dar en el caso de un modelo inmóvil, estático y fijo, mientras que el seguimiento supone siempre la presencia de un agente principal que se mueve y avanza, de tal manera que precisamente por eso es posible el seguimiento. Por eso, la imitación no lleva consigo la idea de acción, actividad y tarea a realizar, mientras que el seguimiento implica necesariamente todo eso” (Castillo, 2005:49). La gran dificultad es que el cristianismo está como está porque hemos privilegiado el imitar (pasividad), antes que el seguir (acción).
Del libro inédito Superando obstáculos
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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