Amor incondicional



“Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor” (Romanos 8:38 -39).

La gran pregunta es: ¿Será que alguna vez entenderemos tanto amor? ¿Seremos capaces de comprender el amor incondicional de Dios? ¿Podremos ponernos en la perspectiva divina que ama de una manera tal que no alcanzamos a percibir la enormidad de su amor, misericordia y bondad?

Siento una enorme tristeza al observar semana a semana a cientos de cristianos que se dedican a juzgar, condenar y maltratar a quienes, supuestamente “Dios ha rechazado”. ¿Es que no leen la Biblia? El texto es de una claridad meridiana: Nada, y los “ni” del correr de la pluma de Pablo son interminables, nada podrá apartarnos del amor de Dios. El concepto “nada” es absoluto. En la mente de Dios, no existe algo que aparte el amor de Dios del ser humano. No entenderlo es majaderamente insano.

Dios nos ama pese a nuestras conductas. Nos ama tanto que puso en juego todo el universo por amor. Nos ama, aún cuando no lo podamos comprender. Nos ama, al grado de que nos acepta, tal como somos, sin cambios ni transformaciones efectuadas por nuestra neurosis religiosa que cree que sólo cuando cambiemos seremos recibidos por Dios. Nada de lo que hagamos afectará el hecho de que Dios nos ama incondicionalmente. Dios, como Padre incondicional no condiciona su amor a nuestra conducta ni a nuestras ideas ni a nuestras filiaciones religiosas.

Es tan enfermo el amor humano que nos cuesta horrores entender la incondicionalidad de Dios y de su amor justo, misericordioso y lleno de piedad por una raza que se cae a pedazos y que Dios, en su infinito amor, busca redimir. Ojalá llegue el día en que los profesos cristianos entiendan la grandeza del amor de Dios que nos ama pese a todo, porque el mensaje que muchos creyentes transmiten es el de un “dios” caprichoso, con signos de megalomanía y egoísta por definición.

“Cuando todos te abandonan, Dios se queda contigo” (Mahatma Gandhi).

Del libro inédito Reflexiones al amanecer
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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