“El que robaba, que no robe más, sino que trabaje honradamente”. Efesios 4:28
Te imaginas a Jesús plagiando un trabajo de investigación para entregar en el colegio? ¿Puedes imaginar a Cristo yendo a internet a copiar una información para luego citarla como propia?
Un plagiador, es decir, el que copia información creada por otro y que la presenta como propia, no es nada más ni nada menos que un ladrón y un mentiroso.
Jayson Blair se hizo famoso como periodista del New York Times, uno de los periódicos más importantes de EE.UU. Sus columnas y crónicas eran leídas con avidez, hasta que alguien se percató que algunos de sus escritos habían sido copiados de otros periodistas. Una investigación interna del diario demostró que Jayson inventó declaraciones, copió de otros diarios sin citarlos, describió escenas que nunca había visto y firmó desde lugares donde nunca había estado. No sólo fue despedido sino que además perdió toda credibilidad, al grado de que su nombre es, entre los periodistas, sinónimo de plagio y falsedad.
Cuando nos acostumbramos a vivir una mentira, eso se convierte en un estilo de vida. Del mismo modo, quien decide ser honesto lo hace sobre la base de entender que esa forma de ser se convertirá en la columna vertebral de su vida. En ambos casos se tendrán consecuencias, para bien o para mal. La decisión es nuestra.
Inventamos muchas formas para justificar lo injustificable, para racionalizar lo que no está bien y para auto convencernos que no es “tal” malo, cuando en realidad, es algo que no corresponde.
Un cristiano vive de tal forma de no traer oprobio para su fe. Entiende que la vida del cristiano, aunque llena de luchas, es una forma de ser, un estilo de vida que se expresa en todo lo que se realiza.
¿Qué haría Jesús en mi lugar? Es una buena pregunta antes de hacer algo que sabemos que no es correcto.
Del libro inédito ¡Atrévete a creer!
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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