El amor que ciega



El amor, como todo lo importante que le ocurre a los humanos, está lleno de mitos, que repetidos una y otra vez, le dan una aparente sensación de verdad, pero, por mucho que algo sea repetido eso no lo convierte en verdad.

Muchos creen que las parejas deben compartir todos los gustos y aficiones, o se sostiene, infundadamente, que uno y otro son responsables de la felicidad de su pareja. “Me he casado para que me hagan feliz”, es lo que más se repite. Otros, apelan a otra variantes del mito como “él y yo somos una sola persona, pensamos igual”, “hacemos todo juntos, porque nuestros intereses son comunes”, “nada hay que nos desagrade, todo lo que hacemos es en la misma dirección”, y un gran etc. de frases que solo reflejan la ceguedad cognitiva de muchos que no entienden ni la naturaleza del amor ni el significado de la individualidad.

Al leer estas frases, sin el contexto, fácilmente pueden ser criticadas como excesos y falta de análisis, el problema, es que cuando se formulan en conversaciones o propuestas amorosas, parecen tener sentido, y embebidos de la situación, no logran percibir la naturaleza de su equivocación y la posibilidad cierta de frustración, porque nada de eso es posible.

Cuando se tiene este mito en mente se genera un estado obsesivo por encontrar a una persona que nos permita “vivir”, “ser feliz” o “comenzar una vida nueva”, como si todo lo anterior que hemos vivido no existiera ni importara.

Es demasiada presión, para cualquier ser humano, el creer que uno llena todas las expectativas de alguien, eso no sólo es imposible, sino que además, suena a fantasía utópica. Los seres humanos somos una combinación de aspectos positivos y débiles. En muchas ocasiones tendremos opiniones divergentes a nuestra pareja, y nos apetecerá realizar algo diferente, y eso no significa amar menos ni desconsideración, implica simplemente, que al ser pareja no perdemos una de las características esenciales de todo ser humano, el ser un individuo. Nadie debería renunciar a sí mismo por amor, eso es inhumano y pedirle demasiado al amor.

Del libro inédito Lazos de amor
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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