Jesús “se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo” (Filipenses 2:7 NVI99).
Sin duda el poder mueve el mundo. De hecho, se supone que es el mayor poder que existe sobre la tierra. Muchos pierden, literalmente la cabeza, por conseguir lo que el dinero produce. Muchos asesinatos, traiciones, peleas, rencillas, celos, envidias, robos, mentiras y otros conflictos, incluyendo las grandes conflagraciones entre las naciones tienen como motivo el dinero y el deseo irrefrenable de tener más.
Lamentablemente los creyentes, que siguen a Jesús, corren el riesgo de quedar ciegos ante los estragos que hace el dinero. Se construyen templos fastuosos para alabar el orgullo humano, no a Dios, porque en ninguna parte de la Biblia se solicita la construcción de templos y menos algunos que solo alaban la vanidad humana.
Se busca la riqueza como un fin en sí mismo, incluso se producen situaciones lamentables en las iglesias, donde gente con dinero, pretende controlar las voluntades de otros a base de sobornos, manipulaciones financieras, ofrendas y pagos. Hay lugares donde el dinero reemplaza la espiritualidad. Puede más la ofrenda y la donación que el carácter.
¡Cuán diferente el cuadro que la Biblia nos presenta de Jesús! Teniéndolo todo lo abandonó todo en un acto de amor. Entregó su propia vida de manera voluntaria para redención de la humanidad.
Sus discípulos estuvieron con el durante tres años y medio, y algunos no aprendieron la lección. Estaban tan preocupados por el poder y las riquezas que tendrían que no lograron percibir que para ser cristiano no se necesitan riquezas, sino una actitud permanente de servicio. Jesús dejó un ejemplo a seguir. No es la acumulación de dinero y poder lo que hace a una persona plena, sino el servicio. Lo que él mismo mostró e hizo. Es una lección que después de siglos, muchos cristianos se niegan a aprender y por esa razón, la fe cristiana se ha vuelto irrelevante para muchos.
“De aquel que opina que el dinero puede hacerlo todo, cabe sospechar con fundamento que será capaz de hacer cualquier cosa por dinero” (Benjamin Franklin).
Del libro inédito Reflexiones al amanecer
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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