“—¡No es cierto, no van a morir!” (Génesis 3:4)
Las mentiras son engañosas, precisamente por eso son mentiras, porque atrapan al incauto que no está atento.
Ayer hablamos de las medias verdades, que sería lo mismo que decir, medias mentiras. Verdades que no son totalmente verdades, mentiras que parecen verdad, engaños persuasivos, pero que al final son sólo eso: Engaños. Estar atento es fundamental para poder vivir vidas coherentes con la verdad y el plan original de Dios.
Dios creó a los seres humanos (adam en hebro, traducido generalmente como “hombres”, lo que es incorrecto) a su imagen. Si le lee cuidadosamente Génesis 1:26-27, Dios creó al varón y a la mujer a su imagen. Nunca hizo seres de primera y segunda categoría. No existe lo que Agústín de Hipona llamaba una “imagen de Dios de segunda categoría”, o en el decir de Tomás de Aquino, “una ayuda que sólo servía para engendrar, y nada más”. Citamos a estos dos personajes no porque creamos en sus ideologías torcidas, sino porque su pensamiento modeló la cultura de occidente y el impacto se vive hasta el día de hoy.
Es un engaño sostener que varón y mujer han sido creados a imagen de Dios y suponer que lo masculino tiene prioridad sobre lo femenino. No importa qué se invente, es un engaño. Se lo puede presentar de manera persuasiva, pero seguirá siendo una mentira. Dios no crea seres de primera o segunda categoría.
—Si, si —me decía uno de mis profesores de teología, cuando le refutaba con estos argumentos en mis días de estudiante— pero en una empresa alguien tiene que dirigir, y Dios ha puesto en esa tarea al varón.
Para empezar la pareja no es una empresa, ni una fábrica ni siquiera una sociedad, es un pacto. Es el concepto bíblico. En ese sentido, para que se produzca un pacto ambas partes pactan en términos de igualdad, o de otro modo, no es pacto sino imposición.
En segundo lugar, el que el varón se “enseñoree” sobre la mujer es consecuencia del pecado y Cristo murió para que dejemos el mal y sus consecuencias. Mantenerse en un esquema así es negar a Jesús.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Del libro inédito: Ser mujer no es pecado
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