“Y José dijo a sus hermanos: Yo voy a morir; mas Dios ciertamente os visitará” (Génesis 50:24 )
Etty Hillesum (1914-1943)
Etty Hillesum el 8 de marzo de 1941 comenzó a escribir un diario que mantuvo hasta el 12 de octubre de 1942. Diecisiete meses en los que se puede contemplar su transformación de una oruga en mariposa. En 1941 en su diario reconoció que sus ideales eran “demasiado vagos, como ropa que queda un poco suelta”, y afirmó que le gustaría “desaparecer, disolverse, fusionarse armónicamente con el cielo y la tierra”. Comenzó de esa forma su búsqueda de Dios, a quien percibe dentro de sí.
La situación de los judíos empeoró. Comenzaron las persecuciones. Ella empezó a trabajar como enfermera voluntaria en el campo de Westerbork. Actuó como correo secreto de la resistencia trasladando mensajes de los prisioneros, además recogía medicinas para llevarles. De a poco se solidariza con los judíos que vivían ese horror.
Sus visitas como enfermera a los campos de concentración son contadas con todo detalle en sus diarios: “Las amenazas y el terror crecen día a día. Me cobijo en torno a la oración como un muro oscuro que ofrece reparo, me refugio en la oración como si fuera la celda de un convento; ni salgo, tan recogida, concentrada y fuerte estoy. Este retirarme en la celda cerrada de la oración, se vuelve para mí una realidad siempre más grande, y también un hecho siempre más objetivo”.
Conocidos le ofrecieron esconderla para escapar de los nazis. Etty comprendió que debía unirse a su pueblo, y se entregó voluntariamente a las SS. Ella consideraba que aún en ese abismo la vida seguía siendo significativa y bella. Escribió respecto a Dios: “Tú no nos puedes ayudar, sino que nosotros tenemos que ayudarte a Ti, y así nos ayudaremos a nosotros mismos. Lo único que podemos salvar en estos tiempos, lo único que realmente importa, es un tener una pequeña parte de Ti en nosotros, Dios mío. Nos toca a nosotros ayudarte a Ti, defendiendo hasta el final Tu casa en nosotros”.
Etty Hillesum murió el 30 de noviembre del 1943. Tenía 27 años. Desde el camión que le transportaba lanzó una postal dirigida a su amiga Christine van Nooten, que decía: “Hemos abandonado el campo cantando”. ¿Qué harías tú? ¿Qué habría hecho Jesús? ¿Por qué esta vida impresiona tanto? ¿Por qué Jesús eligió compartir nuestra suerte como humanos?
Del libro inédito Héroes y heroínas de verdad
Copyright: Miguel Ángel Núñez
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