La despreciada




“No me ruegues que te deje y me aparte de ti, porque a dondequiera que tú vayas, iré yo, y a dondequiera que vivas, viviré”  Rut 1:16

Ser mujer nunca fue fácil. Muchas han visto frustradas sus ambiciones y sueños sólo por su femineidad. Millones de mujeres son humilladas, violentadas y maltratadas. Esto sucede incluso en hogares llamados “cristianos”.

Un día apareció en el pueblo de Rut una familia distinta. No vestían igual a las personas que ella conocía. Pero no fue eso lo que la cautivó sino su manera de actuar. Pero, por sobre todo le atrajo la manera en que aquellos hombres trataban a la única mujer que les acompañaba. Supo que era la madre de aquellos dos jóvenes y el esposo de ese hombre pobre, pero digno.

En su pueblo las mujeres eran las sirvientes. La única esperanza de tener alguna consideración era llegar a ser sacerdotisa del dios moabita. Pero aún allí se exponía a la posibilidad de ser reclutada como prostituta del templo.

Moab era un país próspero. Sus tierras agrícolas y ciudades fortificadas hacía a sus habitantes arrogantes que los inducía a despreciar a otros pueblos. Ruth no era excepción, sin embargo, vio en esos hombres extranjeros algo que no había visto nunca: El aprecio y respeto sólo por ser un ser humano.

Poco a poco fue enamorándose de esa familia. Al tiempo, fue solicitada en matrimonio por Mahlón, hijo mayor de Elimelec y Noemí. Su familia no entendió porque aceptó como marido a un extranjero pobre y errante.

Al poco tiempo, debido al trabajo esclavizante y a las condiciones en las cuales vivieron en Moab su esposo, su cuñado y su suegro murieron. De acuerdo a la costumbre tenía la opción de volver a la casa de su padre y ser ofrecida nuevamente en matrimonio. No obstante, en el transcurso de ese proceso, se había enamorado profundamente de Noemí, su suegra.

Rut admiraba el coraje, la bondad y la entrega de Noemí. Apreciaba la forma de ser mujer que ella tenía. Sin complejos, sin sentimientos de inferioridad, sin falsos pudores. Se sabía criatura de Dios y eso era más que suficiente. No es extraño que decidiera abandonar todo y seguirla a otro pueblo.

Si eres mujer ¿Aprecias el honor de ser mujer? Si eres varón ¿Respetas la dignidad de las mujeres que te rodean? ¿Cómo demuestras que todos los seres humanos sin distinción de sexo son hijos especiales de Dios?

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013
Del libro inédito: Cada vida un universo
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