Las endechas de una hija frustrada



“Déjame por dos meses que vaya y descienda por los montes, y llore mi virginidad, yo y mis compañeras” Jueces 11:37

Admiraba a su padre. Era el hombre que Dios había usado para librar a su pueblo. Antes de Jefté los amonitas habían abusado alevosamente de los Israelitas. Veía a su progenitor arengar a sus soldados. Lo contemplaba cuando él atendía las necesidades de la gente que recurrían a él como juez.

Las hijas admiran a sus padres cuando estos representan modelos atractivos. Admiraba a su padre porque había superado las amarguras de su niñez. De hijo de una prostituta se había convertido en un hombre poderoso.

La Biblia no ha registrado su nombre. Tal vez para no ironizarlo. Puede ser que su nombre tuviese un sentido esperanzador y su final fue diferente, que el redactor decidió omitirlo para no fuera objeto de burla.
Como mujer tenía muchas posibilidades. Era hija única de un juez de Israel. Como tal podría ser pedida en matrimonio por cualquier joven israelita. Sin embargo, dado su rango y alcurnia sólo el mejor o con mayores proyecciones en la vida seguramente sería el elegido. Como toda joven había soñado con la maternidad y el estado matrimonial.

Cuando anunciaron que se acercaba su padre victorioso reunió a sus amigas para ser la primera en saludarlo. Quería celebrar la victoria. Juntó instrumentos y se vistió con sus mejores ropas y salió al encuentro de su destino.

Al ver la desazón de su padre comprendió que algo andaba mal. En pocos instantes supo que todos sus sueños de un futuro marido y un matrimonio serían sólo un sueño que nunca podría concretarse debido a la poca sabiduría de su padre que ofreció a Dios a un ser humano y no un cordero.

Comprendió que era injusto, pero, entendió que no podía ir contra lo que su padre ya había juramentado a Dios. Salió durante dos meses por los valles a llorar junto a sus amigas. Un llanto inútil. Al menos serviría para que su padre y otros se diesen cuenta del enorme dolor que le acompañaría el resto de su vida. ¿Alguien le habrá dicho a Jefté la necedad que había hecho?

¿Estás tomando decisiones que de un modo u otro perjudican a alguna persona? ¿Estás consciente de que lo que decides siempre directa o indirectamente afecta la vida de otros?

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013
Del libro inédito: Cada vida un universo

Comparte en:    Facebook Twitter Google+

0 comentarios:

Publicar un comentario

Tus comentarios enriquecen este blog, y a las personas que lo leen. Te agradezco por tus aportes. Sin embargo, ten en cuenta que para que se publique lo que comentas debes indicar tu nombre (no se publicará ningún mensaje anónimo), y no debe aparecer ningún enlace a alguna página, número de teléfono, o dirección. Además, no se publicará ningún comentario con tinte ofensivo, homofóbico, discriminatorio, insultante o irrespetuoso. Todo lo demás, es bienvenido.